الريــم
12-13-2022, 04:55 PM
"Trabajas de lunes a domingo, sin pausas para comer. B?sicamente vives para ello, porque empiezas a las 08:30 de la ma?ana y hasta las 19:30 no terminas. Todo del tir?n. Yo aguanté dos meses sin librar ni un d?a y lo dejé cuando ca? derrotada. Me empezaron a salir manchas en la piel, y se me ca?a el pelo del estrés. Acabé en el hospital". Es el testimonio de Carmen, una exlimpiadora de apartamentos tur?sticos en el centro de València. Le pagaban 500 euros al mes por ese trabajo.
Presi?n, jornadas maratonianas sin parar a pegar bocado, sueldos de miseria, horas extras impagadas y contratos que no se pueden ense?ar. Son las condiciones bajo las que viven algunas de las limpiadoras de los pisos tur?sticos que proliferan en el centro de las grandes ciudades. La mayor?a son mujeres migrantes, que necesitan el dinero y no tienen muchas m?s opciones, as? que tragan con condiciones abusivas.
Carmen es una de ellas, y pas? por ah? en verano del a?o 2021. Como sigue trabajando en el sector prefiere que se proteja su identidad. Ahora limpia habitaciones de hoteles y reconoce que est? mucho mejor, pero el trabajo del a?o pasado en los apartamentos tur?sticos la dej? totalmente rendida.
"Me hicieron un contrato de un mes de prueba, en el que trabajar?a 20 horas. Pero no trabajas 20 horas, ni 40". Al final Carmen hac?a 70 horas a la semana, de lunes a domingo y sin pausas. Todo ello bajo presi?n y a un ritmo de trabajo muy alto porque hab?a muchos pisos que limpiar y pocas mujeres.
"Primero éramos tres, pero al poco tiempo una se lo dej? porque no pod?a m?s y quedamos solo dos. Nos dijeron que contratar?an a alguien m?s pero no lo hicieron", cuenta. En un primer momento, cuando eran tres, el tiempo para limpiar ya era muy apretado.
"Lleg?bamos y nos dec?an 'este piso tiene que estar hecho en una hora y media', y a lo mejor el piso estaba patas arriba y era mucho m?s. Si no lo hac?amos todo s?per r?pido ven?an y nos echaban la bronca por lo mal que quedaba todo", denuncia. "Pero si es un apartamento con tres habitaciones, dos ba?os, una cocina y un comedor grandes, y hasta terraza, no da tiempo a hacer todo eso en una hora", lamenta Carmen.
Contratos inexistentes
Carmen firm? por 20 horas en un contrato de prueba, que excedi? el tiempo en el primer mes. Le prometieron durante mucho tiempo que le estaban por firmar uno nuevo, pero nunca firm? nada. Solo promesas. Lo mismo le ocurri? a su compa?era M?nica, que nunca vio su contrato f?sico, y después de un a?o trabajado decidi? pedir varias n?minas a la empresa porque quer?a mudarse, pero nunca le dieron nada, pese a insistir.
La empresa ahora mismo est? en juicio por impago de las horas extra a sus trabajadoras, pero M?nica prefiere no hablar y mantenerse también en el anonimato. En el caso de Carmen, tampoco vio su contrato y no cobraba ninguna de las horas extra que hac?a, que eran much?simas.
Trabaj? durante dos meses sin descansar ni un solo d?a. "Solo libré el primer fin de semana, pero todos los d?as eran as?. Cuando nos quedamos trabajando dos solas las jornadas ya fueron de ocho de la ma?ana a ocho y media de la tarde, y ten?amos que acabar todo para el d?a porque los clientes estaban al caer", denuncia. La gran mayor?a eran "guiris, salvo alg?n puente que ven?an espa?oles, pero eran los menos".
Al final Carmen no fue la que par?, sino que su cuerpo la oblig? a parar. "Lleg? un d?a que no pude ir a trabajar porque estaba fatal f?sicamente, hace d?as que me empezaron a salir manchas en la piel, me puse mal?sima, estaba af?nica y no pod?a hablar e incluso se me empez? a caer el pelo. Acabé en el hospital y me confirmaron que era por el estrés y me dieron pastillas para no rascarme", lamenta.
Al final simplemente llam? a su empresa para decirles que no iba a volver, y que le pagaran sus horas extra. Tras varios roces con su empleadora, ni siquiera denunci? y decidi? cerrar cap?tulo por el mal estado emocional que sufr?a entonces. Su compa?era, que aguant? seis meses m?s en ese trabajo, s? que acab? denunciando.
Se trata de una empresa de limpieza grande, con varias secciones distintas desde limpieza de empresas a casas, pasando por apartamentos tur?sticos, la secci?n en la que estaba Carmen. Casi todas las trabajadoras eran mujeres migrantes
Una pulsera para controlar los pisos de estudiantes
Raquel es otra de las trabajadoras que ha pasado por ah?, en este caso limpiando pisos de estudiantes a través de una empresa. Denuncia que "nos llegaban a poner una pulsera que nos controlaba el tiempo m?ximo que pod?amos pasar en cada casa y el lugar en el que est?bamos en todo momento".
Sin viajes y con bonob?s
Las condiciones laborales implicaban también que no ten?an desplazamiento de un sitio a otro. "?bamos con bolsas de s?bana, porque de la lavander?a también nos encarg?bamos nosotras, y para movernos ten?amos que coger el bus que corr?a de nuestra parte también", explica. De hecho, "ten?amos que hacer habitaciones también en las ciudades de fuera de València, y si termin?bamos un d?a en Picanya luego no nos llevaban a la ciudad, cada una volv?a por su cuenta.
El trabajo la dej? sin vida durante meses, aunque matiza que lo m?s duro no lo pas? ella porque "en mi caso no ten?a cargas porque soy joven, pero mi compa?era que tiene varias hijas sufr?a mucho para dejarlas en el cole y recogerlas. Al final ve?a a sus hijas solo unas pocas horas, y aguant? muchos meses porque necesitaba el dinero", sentencia.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/economia/explotacion-laboral-pisos-turisticos-79891352)
Presi?n, jornadas maratonianas sin parar a pegar bocado, sueldos de miseria, horas extras impagadas y contratos que no se pueden ense?ar. Son las condiciones bajo las que viven algunas de las limpiadoras de los pisos tur?sticos que proliferan en el centro de las grandes ciudades. La mayor?a son mujeres migrantes, que necesitan el dinero y no tienen muchas m?s opciones, as? que tragan con condiciones abusivas.
Carmen es una de ellas, y pas? por ah? en verano del a?o 2021. Como sigue trabajando en el sector prefiere que se proteja su identidad. Ahora limpia habitaciones de hoteles y reconoce que est? mucho mejor, pero el trabajo del a?o pasado en los apartamentos tur?sticos la dej? totalmente rendida.
"Me hicieron un contrato de un mes de prueba, en el que trabajar?a 20 horas. Pero no trabajas 20 horas, ni 40". Al final Carmen hac?a 70 horas a la semana, de lunes a domingo y sin pausas. Todo ello bajo presi?n y a un ritmo de trabajo muy alto porque hab?a muchos pisos que limpiar y pocas mujeres.
"Primero éramos tres, pero al poco tiempo una se lo dej? porque no pod?a m?s y quedamos solo dos. Nos dijeron que contratar?an a alguien m?s pero no lo hicieron", cuenta. En un primer momento, cuando eran tres, el tiempo para limpiar ya era muy apretado.
"Lleg?bamos y nos dec?an 'este piso tiene que estar hecho en una hora y media', y a lo mejor el piso estaba patas arriba y era mucho m?s. Si no lo hac?amos todo s?per r?pido ven?an y nos echaban la bronca por lo mal que quedaba todo", denuncia. "Pero si es un apartamento con tres habitaciones, dos ba?os, una cocina y un comedor grandes, y hasta terraza, no da tiempo a hacer todo eso en una hora", lamenta Carmen.
Contratos inexistentes
Carmen firm? por 20 horas en un contrato de prueba, que excedi? el tiempo en el primer mes. Le prometieron durante mucho tiempo que le estaban por firmar uno nuevo, pero nunca firm? nada. Solo promesas. Lo mismo le ocurri? a su compa?era M?nica, que nunca vio su contrato f?sico, y después de un a?o trabajado decidi? pedir varias n?minas a la empresa porque quer?a mudarse, pero nunca le dieron nada, pese a insistir.
La empresa ahora mismo est? en juicio por impago de las horas extra a sus trabajadoras, pero M?nica prefiere no hablar y mantenerse también en el anonimato. En el caso de Carmen, tampoco vio su contrato y no cobraba ninguna de las horas extra que hac?a, que eran much?simas.
Trabaj? durante dos meses sin descansar ni un solo d?a. "Solo libré el primer fin de semana, pero todos los d?as eran as?. Cuando nos quedamos trabajando dos solas las jornadas ya fueron de ocho de la ma?ana a ocho y media de la tarde, y ten?amos que acabar todo para el d?a porque los clientes estaban al caer", denuncia. La gran mayor?a eran "guiris, salvo alg?n puente que ven?an espa?oles, pero eran los menos".
Al final Carmen no fue la que par?, sino que su cuerpo la oblig? a parar. "Lleg? un d?a que no pude ir a trabajar porque estaba fatal f?sicamente, hace d?as que me empezaron a salir manchas en la piel, me puse mal?sima, estaba af?nica y no pod?a hablar e incluso se me empez? a caer el pelo. Acabé en el hospital y me confirmaron que era por el estrés y me dieron pastillas para no rascarme", lamenta.
Al final simplemente llam? a su empresa para decirles que no iba a volver, y que le pagaran sus horas extra. Tras varios roces con su empleadora, ni siquiera denunci? y decidi? cerrar cap?tulo por el mal estado emocional que sufr?a entonces. Su compa?era, que aguant? seis meses m?s en ese trabajo, s? que acab? denunciando.
Se trata de una empresa de limpieza grande, con varias secciones distintas desde limpieza de empresas a casas, pasando por apartamentos tur?sticos, la secci?n en la que estaba Carmen. Casi todas las trabajadoras eran mujeres migrantes
Una pulsera para controlar los pisos de estudiantes
Raquel es otra de las trabajadoras que ha pasado por ah?, en este caso limpiando pisos de estudiantes a través de una empresa. Denuncia que "nos llegaban a poner una pulsera que nos controlaba el tiempo m?ximo que pod?amos pasar en cada casa y el lugar en el que est?bamos en todo momento".
Sin viajes y con bonob?s
Las condiciones laborales implicaban también que no ten?an desplazamiento de un sitio a otro. "?bamos con bolsas de s?bana, porque de la lavander?a también nos encarg?bamos nosotras, y para movernos ten?amos que coger el bus que corr?a de nuestra parte también", explica. De hecho, "ten?amos que hacer habitaciones también en las ciudades de fuera de València, y si termin?bamos un d?a en Picanya luego no nos llevaban a la ciudad, cada una volv?a por su cuenta.
El trabajo la dej? sin vida durante meses, aunque matiza que lo m?s duro no lo pas? ella porque "en mi caso no ten?a cargas porque soy joven, pero mi compa?era que tiene varias hijas sufr?a mucho para dejarlas en el cole y recogerlas. Al final ve?a a sus hijas solo unas pocas horas, y aguant? muchos meses porque necesitaba el dinero", sentencia.
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