الريــم
12-10-2022, 11:30 AM
Sab?an que viv?an en un pa?s diferente. Pero intentaban abstraerse de la ingrata realidad concentr?ndose en sus quehaceres profesionales, en la mayor?a de los casos de alta responsabilidad y elevada cualificaci?n, y rode?ndose de amistades que, como ellos, eran cr?ticos con la evoluci?n pol?tica del régimen de Vlad?mir Putin. La guerra, sin embargo, ha supuesto un terremoto para estas vidas bien encarriladas hasta fecha reciente, materializando uno de los temores que llevaban a?os albergando: que, debido a las derivas del Kremlin, un d?a se viesen obligados a abandonar el pa?s, teniendo que empezar desde cero en alg?n rinc?n del mundo.
Anatoli, Vitali, Yevgueni, son los nombres ficticios de tres rusos que han huido de la Federaci?n debido a la guerra. Ira Zvidrina es la identidad real de una mujer de la misma nacionalidad que no tiene miedo a mostrarse en p?blico, pese a carecer de estatus legal en Espa?a. Los cuatro intentan iniciar una nueva vida en el extranjero abominando de un conflicto armado que consideran "criminal"; los cuatro deben afrontar la sospecha de los pa?ses de acogida, agarr?ndose, a trancas y a barrancas, a los escasos resquicios legales que se les ofrecen en la UE a los ciudadanos de su pa?s para emigrar.
El caso de Vitali raya lo heroico. Salir de Rusia le result? f?cil, tras obtener un visado Schengen en la legaci?n espa?ola en Mosc?. "Espa?a era el pa?s que ofrec?a mayor periodo de estancia; adem?s, los requisitos no eran tan estrictos", explica a través de Telegram. Pero a partir del momento en que cruz? la frontera, comenz? una suerte de gincana internacional, que le ha llevado a Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania, entre otros pa?ses, oblig?ndole a pasar noches enteras en el interior de su veh?culo, casi a la intemperie, con tan solo 100 euros en el bolsillo. "No puedo permitirme un hotel", apunta. "Aunque mi hermana vive en Alemania, he venido a Espa?a para pedir estatus de refugiado pol?tico" por ser la naci?n que expidi? el visado, explica desde un punto indeterminado en una carretera de la periferia barcelonesa. Con un trabajo de programador en Mosc? bien remunerado, ya en 2014, con la anexi?n de Crimea y el inicio de la guerra del Donb?s, pens? en emigrar. La invasi?n rusa no le dej? ninguna opci?n. "Mi madre es ucraniana, y viv?a en J?rkov cuando empezaron los bombardeos rusos; est? ahora en Alemania, es mayor y necesita mi ayuda", apostilla.
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
Cargo de responsabilidad
Yevgueni, homosexual y con un cargo de responsabilidad en Garage, una de las galer?as de arte moderno m?s importantes de la capital, en los ?ltimos a?os hab?a conseguido evadirse de lo que suced?a a su alrededor refugi?ndose en su trabajo y su c?rculo de amigos. El inicio de la guerra acab? por arruinar este precario equilibrio personal sostenido por alfileres. "Cada d?a recib?amos noticias terribles; rumores de movilizaci?n, nuevas leyes restrictivas hacia los gays, incluso mi trabajo estaba en el aire, dado que la crisis podr?a reducir el presupuesto para el museo", explica por teléfono desde Israel. Para recuperar el aliento, decidi? tomarse unas vacaciones en Europa, gracias a un visado Schengen concedido tiempo ha y que le permit?a viajar como turista a la UE. Fue entonces, cuando se hallaba en Riga, la capital de Letonia, y se dispon?a a cruzar la frontera terrestre y a regresar a su pa?s, cuando se produjo la noticia de la movilizaci?n parcial decretada por Putin. Tras vagar por varios pa?ses y recalar en Tel-Aviv para no violar los términos de su visa tur?stica, ha solicitado un visado humanitario en Alemania que, una vez concedido, le permitir? trabajar e iniciar los tr?mites de residencia.
En cuesti?n de meses, Ira Zvidrina ha pasado de realizar un trabajo que le generaba una gran satisfacci?n personal en un internado moscovita para adultos con problemas de integraci?n social a limpiar casas o pasear perros en Barcelona. "Yo quer?a irme desde hace tiempo, pero me sali? este trabajo, que me permit?a ayudar a cambiar Rusia (un pa?s donde las minusval?as son ignoradas por el Estado) y decid? quedarme", relata, también a través de Telegram. Con una nutrida trayectoria como activista opositora, el estallido del conflicto reaviv? su indignaci?n hacia la élite de su pa?s, participando en las primeras manifestaciones contra la guerra y colgando incluso en su ventana un cartel antibelicista. "Rusia ya no era seguro para m?. La polic?a vino a mi casa, pero no abr? la puerta; adem?s, era posible que la fundaci?n para la que trabajaba fuese declarada 'agente extranjero'", rememora.
Lo m?s dif?cil fue entrar en territorio UE. "Lo intenté por Finlandia, pero me rechazaron, alegando que no estaba vacunada (con un inyectable) reconocido por la UE; me pusieron en el pasaporte un sello de 'rechazada'; pasado un tiempo, lo intenté de nuevo por Estonia, pa?s que s? reconoce la Sputnik" (la vacuna rusa), explica.
https://www.uc-4u.com/clip/4627b577-4812-4573-8ffe-1c92e10b23e5_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Ira Zvidrina. | Cedida
A diferencia de sus colegas, Anatoli, traductor y profesor de espa?ol, se hallaba en Espa?a, con un visado de estudios, y con la intenci?n de regresar a su pa?s durante las vacaciones. "Hac?a tiempo que preparaba mi salida", recuerda. Dicha circunstancia no le ha permitido sortear uno de los principales problemas que afrontan los rusos huidos: c?mo transferir dinero desde Rusia a Europa, sorteando las sanciones. "Yo daba clases de espa?ol por internet; muchos de mis clientes estaban en Rusia y pagaban en rublos", rememora. La prolongaci?n de la guerra le ha propiciado un respiro: "Ahora me quedan muy pocos", explica. Los cursos constituyen su ?nico ingreso monetario, mientras reconstruye su vida en Sevilla.
Aunque las trayectorias vitales de los cuatro difieren enormemente, si existe un m?nimo com?n denominador: el regreso a Rusia es imposible mientras no se produzca un cambio pol?tico en el Kremlin. "Yo no me puedo callar ante lo que veo", insiste Ira. "Cualquier persona inteligente en Rusia sabe que esto va a acabar mal", razona Vitali. "No puedo volver", admite Anatoli. "Mi madre me dec?a que nadie me tocar?a en Rusia; tras la movilizaci?n y la aprobaci?n de la nueva ley contra los LGTBI, me implor? que no regresara", concluye Yevgueni.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/vidas-truncadas-guerra-putin-79788480)
Anatoli, Vitali, Yevgueni, son los nombres ficticios de tres rusos que han huido de la Federaci?n debido a la guerra. Ira Zvidrina es la identidad real de una mujer de la misma nacionalidad que no tiene miedo a mostrarse en p?blico, pese a carecer de estatus legal en Espa?a. Los cuatro intentan iniciar una nueva vida en el extranjero abominando de un conflicto armado que consideran "criminal"; los cuatro deben afrontar la sospecha de los pa?ses de acogida, agarr?ndose, a trancas y a barrancas, a los escasos resquicios legales que se les ofrecen en la UE a los ciudadanos de su pa?s para emigrar.
El caso de Vitali raya lo heroico. Salir de Rusia le result? f?cil, tras obtener un visado Schengen en la legaci?n espa?ola en Mosc?. "Espa?a era el pa?s que ofrec?a mayor periodo de estancia; adem?s, los requisitos no eran tan estrictos", explica a través de Telegram. Pero a partir del momento en que cruz? la frontera, comenz? una suerte de gincana internacional, que le ha llevado a Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania, entre otros pa?ses, oblig?ndole a pasar noches enteras en el interior de su veh?culo, casi a la intemperie, con tan solo 100 euros en el bolsillo. "No puedo permitirme un hotel", apunta. "Aunque mi hermana vive en Alemania, he venido a Espa?a para pedir estatus de refugiado pol?tico" por ser la naci?n que expidi? el visado, explica desde un punto indeterminado en una carretera de la periferia barcelonesa. Con un trabajo de programador en Mosc? bien remunerado, ya en 2014, con la anexi?n de Crimea y el inicio de la guerra del Donb?s, pens? en emigrar. La invasi?n rusa no le dej? ninguna opci?n. "Mi madre es ucraniana, y viv?a en J?rkov cuando empezaron los bombardeos rusos; est? ahora en Alemania, es mayor y necesita mi ayuda", apostilla.
M?s informaci?n (Auto)
http://placehold.it/175x100 T?tulo noticia (Auto)
Cargo de responsabilidad
Yevgueni, homosexual y con un cargo de responsabilidad en Garage, una de las galer?as de arte moderno m?s importantes de la capital, en los ?ltimos a?os hab?a conseguido evadirse de lo que suced?a a su alrededor refugi?ndose en su trabajo y su c?rculo de amigos. El inicio de la guerra acab? por arruinar este precario equilibrio personal sostenido por alfileres. "Cada d?a recib?amos noticias terribles; rumores de movilizaci?n, nuevas leyes restrictivas hacia los gays, incluso mi trabajo estaba en el aire, dado que la crisis podr?a reducir el presupuesto para el museo", explica por teléfono desde Israel. Para recuperar el aliento, decidi? tomarse unas vacaciones en Europa, gracias a un visado Schengen concedido tiempo ha y que le permit?a viajar como turista a la UE. Fue entonces, cuando se hallaba en Riga, la capital de Letonia, y se dispon?a a cruzar la frontera terrestre y a regresar a su pa?s, cuando se produjo la noticia de la movilizaci?n parcial decretada por Putin. Tras vagar por varios pa?ses y recalar en Tel-Aviv para no violar los términos de su visa tur?stica, ha solicitado un visado humanitario en Alemania que, una vez concedido, le permitir? trabajar e iniciar los tr?mites de residencia.
En cuesti?n de meses, Ira Zvidrina ha pasado de realizar un trabajo que le generaba una gran satisfacci?n personal en un internado moscovita para adultos con problemas de integraci?n social a limpiar casas o pasear perros en Barcelona. "Yo quer?a irme desde hace tiempo, pero me sali? este trabajo, que me permit?a ayudar a cambiar Rusia (un pa?s donde las minusval?as son ignoradas por el Estado) y decid? quedarme", relata, también a través de Telegram. Con una nutrida trayectoria como activista opositora, el estallido del conflicto reaviv? su indignaci?n hacia la élite de su pa?s, participando en las primeras manifestaciones contra la guerra y colgando incluso en su ventana un cartel antibelicista. "Rusia ya no era seguro para m?. La polic?a vino a mi casa, pero no abr? la puerta; adem?s, era posible que la fundaci?n para la que trabajaba fuese declarada 'agente extranjero'", rememora.
Lo m?s dif?cil fue entrar en territorio UE. "Lo intenté por Finlandia, pero me rechazaron, alegando que no estaba vacunada (con un inyectable) reconocido por la UE; me pusieron en el pasaporte un sello de 'rechazada'; pasado un tiempo, lo intenté de nuevo por Estonia, pa?s que s? reconoce la Sputnik" (la vacuna rusa), explica.
https://www.uc-4u.com/clip/4627b577-4812-4573-8ffe-1c92e10b23e5_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg Ira Zvidrina. | Cedida
A diferencia de sus colegas, Anatoli, traductor y profesor de espa?ol, se hallaba en Espa?a, con un visado de estudios, y con la intenci?n de regresar a su pa?s durante las vacaciones. "Hac?a tiempo que preparaba mi salida", recuerda. Dicha circunstancia no le ha permitido sortear uno de los principales problemas que afrontan los rusos huidos: c?mo transferir dinero desde Rusia a Europa, sorteando las sanciones. "Yo daba clases de espa?ol por internet; muchos de mis clientes estaban en Rusia y pagaban en rublos", rememora. La prolongaci?n de la guerra le ha propiciado un respiro: "Ahora me quedan muy pocos", explica. Los cursos constituyen su ?nico ingreso monetario, mientras reconstruye su vida en Sevilla.
Aunque las trayectorias vitales de los cuatro difieren enormemente, si existe un m?nimo com?n denominador: el regreso a Rusia es imposible mientras no se produzca un cambio pol?tico en el Kremlin. "Yo no me puedo callar ante lo que veo", insiste Ira. "Cualquier persona inteligente en Rusia sabe que esto va a acabar mal", razona Vitali. "No puedo volver", admite Anatoli. "Mi madre me dec?a que nadie me tocar?a en Rusia; tras la movilizaci?n y la aprobaci?n de la nueva ley contra los LGTBI, me implor? que no regresara", concluye Yevgueni.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/vidas-truncadas-guerra-putin-79788480)