الريــم
12-06-2022, 01:11 PM
Imagine todo aquello que se le ha pasado alguna vez por la cabeza (fantas?as, miedos, recuerdos, inseguridades...) conectado, como de si de un disco duro se tratase, a un ordenador. Quien tuviese el control podr?a llegar a 'actualizar su sistema': darle nuevas capacidades, arreglar las que hayan dejado de funcionar (como una ceguera o una pérdida de movilidad) o incluso conservar su consciencia eternamente. Pero también podr?a, como ocurre con el*algoritmo de*TikTok, Instagram, Twitter o Meta, condicionar sus h?bitos de compra, su ideolog?a pol?tica o su percepci?n de la realidad y de usted mismo.
"Abrir nuestro cerebro a los algoritmos de las grandes tecnol?gicas supondr?a el fin de las pocas democracias que quedan y someternos a un estado de vigilancia continuo", resume a*El Peri?dico de Espa?a, del grupo Prensa Ibérica,*Thomas Metzinger, fil?sofo alem?n especializado en neuroética. "Tampoco deber?amos subestimar el da?o que ya nos est?n haciendo. Estamos hablando de algoritmos alimentados 24 horas al d?a por miles de millones de personas. Todos ellos compitiendo por su cuota de atenci?n y con sus propios intereses, que no son los de los ciudadanos".
"Que estos algoritmos nos conozcan tanto nos quita nuestra capacidad de elecci?n en cuanto a qué queremos ver o a qué nos podemos exponer, y eso puede llegar a causar un gran da?o emocional", explica a este peri?dico*Consuelo Tom?s, psic?loga cl?nica especializada en el impacto de las 'fake news'.
A pesar de que ya existen neurotecnolog?as invasivas que pueden llegar a transcribir lo que pensamos a un ritmo de 100 palabras por minuto, el hecho de que los algoritmos puedan llegar a colarse de forma efectiva en nuestras mentes a través de chips es una posibilidad a?n lejana en el tiempo. Aun as?, gobiernos y grandes empresas de todo el mundo ya se est?n preparando para el pulso por el control de los datos que se generar?an.
El propietario de Twitter y de Tesla,*Elon Musk, uno de los hombres m?s ricos del planeta, acaba de publicar los ?ltimos avances de uno de sus proyectos m?s ambiciosos:*Neuralink, un chip que el magnate asegura que en apenas seis meses podr?a ser implantado en un cerebro humano para 'ampliar sus capacidades'.
En su presentaci?n, Musk habl? del potencial sanitario del dispositivo, que no es el ?nico de su tipo, pero no de todos los riesgos que surgir?an al 'abrir' el cerebro a la inform?tica.
"Ser?amos muy ingenuos si pens?ramos que estas nuevas tecnolog?as no van a tener una*vertiente comercial", apuntaba Pablo L?pez-Silva, psic?logo y profesor de la Universidad de Valpara?so, Chile, en un*informe previo publicado por la UNESCO.
Para intentar mantener el control, el a?o pasado Chile se convirti? en el primer pa?s del mundo en aprobar una legislaci?n que regulase los*neuroderechos*de sus ciudadanos, una iniciativa a la que se han sumado cient?ficos de todo el mundo para intentar incluirlos en la Carta de las Naciones Unidas con la finalidad de proteger la actividad y los datos del cerebro.
Todav?a no existe la tecnolog?a capaz de ponerlos a prueba en toda su dimensi?n, pero el gobierno del pa?s sudamericano ha optado por fijar las normas antes incluso de que fuera posible y por empezar a hablar de términos como las 'neuro cookies', que ser?an el rastro que dejar?an nuestros pensamientos si fueran recogidos.
De hecho, incluso aunque estos dispositivos se adapten a la legislaci?n y no sean utilizados con finales comerciales, los gobiernos van a tener que esforzarse por intentar que sea accesible para todos. Es decir, que si realmente consiguen curar una ceguera o solventar problemas de movilidad, por ejemplo, el paciente no tenga que elegir entre pagar una gran suma de dinero o ceder los datos generados por su cerebro.
"Si esperamos a que la tecnolog?a madure quiz?s nunca lleguemos a ser capaces de controlarla", dijo entonces Carlos Amun?tegui, profesor de Derecho en la Pontificia Universidad Cat?lica de Chile.
Monetizar la intimidad de tus pensamientos
El objetivo, seg?n recoge el informe del organismo internacional, es proteger la*privacidad mental*y el libre albedr?o de los ciudadanos equiparando legalmente los potenciales datos obtenidos del cerebro al resto de ?rganos, por lo que no podr?an ser comercializados ni distribuidos.
De ser ese el caso en todo el mundo —pues la Uni?n Europea, por ejemplo, también est? trabajando en esa direcci?n—, ?qué incentivo tendr?an las grandes tecnol?gicas para desarrollar los dispositivos si no pueden monetizar y evolucionar lo que han conseguido con los algoritmos de las redes sociales? Algoritmos que, a d?a de hoy, predicen e inducen patrones de compra, seleccionan las noticias y el contenido a mostrar seg?n los intereses del usuario y tienen informaci?n detallada de pr?cticamente todos sus movimientos.
"Lo ?ntimo no puede convertirse en algo p?blico si uno no quiere. Hoy en d?a, por ejemplo, me encuentro con pacientes que sienten que se est? vulnerando su privacidad cuando se encuentran con anuncios en sus teléfonos m?viles que van dirigidos espec?ficamente a ellos por las conversaciones o las b?squedas que han hecho ?ltimamente", explica Tom?s. "Sentir que vulneran tu intimidad causa un da?o importante a la salud mental".
"Las grandes empresas de este mundo no est?n interesadas en la salud mental de los ciudadanos ni en la calidad de la democracia, sino en otra cosa. Para ejemplo, lo que est? haciendo Musk con Twitter", explica*Metzinger. "No podemos entregarles tant?simo poder. Hablamos de la dependencia energética con Rusia, pero, ?y la dependencia tecnol?gica con Estados Unidos?".
El fil?sofo alem?n apunta, sin embargo, que "subestimamos" el da?o que ya est?n causando los algoritmos, la realidad virtual y el la inteligencia artificial a "nuestras mentes y a nuestras sociedades". Seg?n él, desde 2008, momento en que empezaron a imponerse los*'smartphones'*y las primeras redes sociales, la calidad y el n?mero de democracias alrededor del mundo se est?n resintiendo.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/algoritmo-estilo-tiktok-cerebro-seria-79623197)
"Abrir nuestro cerebro a los algoritmos de las grandes tecnol?gicas supondr?a el fin de las pocas democracias que quedan y someternos a un estado de vigilancia continuo", resume a*El Peri?dico de Espa?a, del grupo Prensa Ibérica,*Thomas Metzinger, fil?sofo alem?n especializado en neuroética. "Tampoco deber?amos subestimar el da?o que ya nos est?n haciendo. Estamos hablando de algoritmos alimentados 24 horas al d?a por miles de millones de personas. Todos ellos compitiendo por su cuota de atenci?n y con sus propios intereses, que no son los de los ciudadanos".
"Que estos algoritmos nos conozcan tanto nos quita nuestra capacidad de elecci?n en cuanto a qué queremos ver o a qué nos podemos exponer, y eso puede llegar a causar un gran da?o emocional", explica a este peri?dico*Consuelo Tom?s, psic?loga cl?nica especializada en el impacto de las 'fake news'.
A pesar de que ya existen neurotecnolog?as invasivas que pueden llegar a transcribir lo que pensamos a un ritmo de 100 palabras por minuto, el hecho de que los algoritmos puedan llegar a colarse de forma efectiva en nuestras mentes a través de chips es una posibilidad a?n lejana en el tiempo. Aun as?, gobiernos y grandes empresas de todo el mundo ya se est?n preparando para el pulso por el control de los datos que se generar?an.
El propietario de Twitter y de Tesla,*Elon Musk, uno de los hombres m?s ricos del planeta, acaba de publicar los ?ltimos avances de uno de sus proyectos m?s ambiciosos:*Neuralink, un chip que el magnate asegura que en apenas seis meses podr?a ser implantado en un cerebro humano para 'ampliar sus capacidades'.
En su presentaci?n, Musk habl? del potencial sanitario del dispositivo, que no es el ?nico de su tipo, pero no de todos los riesgos que surgir?an al 'abrir' el cerebro a la inform?tica.
"Ser?amos muy ingenuos si pens?ramos que estas nuevas tecnolog?as no van a tener una*vertiente comercial", apuntaba Pablo L?pez-Silva, psic?logo y profesor de la Universidad de Valpara?so, Chile, en un*informe previo publicado por la UNESCO.
Para intentar mantener el control, el a?o pasado Chile se convirti? en el primer pa?s del mundo en aprobar una legislaci?n que regulase los*neuroderechos*de sus ciudadanos, una iniciativa a la que se han sumado cient?ficos de todo el mundo para intentar incluirlos en la Carta de las Naciones Unidas con la finalidad de proteger la actividad y los datos del cerebro.
Todav?a no existe la tecnolog?a capaz de ponerlos a prueba en toda su dimensi?n, pero el gobierno del pa?s sudamericano ha optado por fijar las normas antes incluso de que fuera posible y por empezar a hablar de términos como las 'neuro cookies', que ser?an el rastro que dejar?an nuestros pensamientos si fueran recogidos.
De hecho, incluso aunque estos dispositivos se adapten a la legislaci?n y no sean utilizados con finales comerciales, los gobiernos van a tener que esforzarse por intentar que sea accesible para todos. Es decir, que si realmente consiguen curar una ceguera o solventar problemas de movilidad, por ejemplo, el paciente no tenga que elegir entre pagar una gran suma de dinero o ceder los datos generados por su cerebro.
"Si esperamos a que la tecnolog?a madure quiz?s nunca lleguemos a ser capaces de controlarla", dijo entonces Carlos Amun?tegui, profesor de Derecho en la Pontificia Universidad Cat?lica de Chile.
Monetizar la intimidad de tus pensamientos
El objetivo, seg?n recoge el informe del organismo internacional, es proteger la*privacidad mental*y el libre albedr?o de los ciudadanos equiparando legalmente los potenciales datos obtenidos del cerebro al resto de ?rganos, por lo que no podr?an ser comercializados ni distribuidos.
De ser ese el caso en todo el mundo —pues la Uni?n Europea, por ejemplo, también est? trabajando en esa direcci?n—, ?qué incentivo tendr?an las grandes tecnol?gicas para desarrollar los dispositivos si no pueden monetizar y evolucionar lo que han conseguido con los algoritmos de las redes sociales? Algoritmos que, a d?a de hoy, predicen e inducen patrones de compra, seleccionan las noticias y el contenido a mostrar seg?n los intereses del usuario y tienen informaci?n detallada de pr?cticamente todos sus movimientos.
"Lo ?ntimo no puede convertirse en algo p?blico si uno no quiere. Hoy en d?a, por ejemplo, me encuentro con pacientes que sienten que se est? vulnerando su privacidad cuando se encuentran con anuncios en sus teléfonos m?viles que van dirigidos espec?ficamente a ellos por las conversaciones o las b?squedas que han hecho ?ltimamente", explica Tom?s. "Sentir que vulneran tu intimidad causa un da?o importante a la salud mental".
"Las grandes empresas de este mundo no est?n interesadas en la salud mental de los ciudadanos ni en la calidad de la democracia, sino en otra cosa. Para ejemplo, lo que est? haciendo Musk con Twitter", explica*Metzinger. "No podemos entregarles tant?simo poder. Hablamos de la dependencia energética con Rusia, pero, ?y la dependencia tecnol?gica con Estados Unidos?".
El fil?sofo alem?n apunta, sin embargo, que "subestimamos" el da?o que ya est?n causando los algoritmos, la realidad virtual y el la inteligencia artificial a "nuestras mentes y a nuestras sociedades". Seg?n él, desde 2008, momento en que empezaron a imponerse los*'smartphones'*y las primeras redes sociales, la calidad y el n?mero de democracias alrededor del mundo se est?n resintiendo.
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