الريــم
11-28-2022, 05:41 PM
Fernando Gomes creci? en la parroquia de Campanha, desde donde se pod?a ver con facilidad la vieja estructura del Estadio das Antas y donde los d?as de partidos llegaban como un rugido los gritos de los aficionados del Oporto (http://www.uc-4u.com/tags/oporto-fc/). Aquel ni?o algo esmirriado y de pelo largo tuvo claro que su vida estar?a incompleta si no era capaz de comprobar en sus carnes qué siente un futbolista al pisar ese estadio vestido con la camiseta azul y blanca. Para sus padres fue un tormento porque en la cabeza del peque?o Fernando solo exist?a el f?tbol y el Oporto. Su insistencia lo llev? con catorce a?os a superar unas pruebas de admisi?n en las categor?as inferiores del club e iniciar una relaci?n que durar?a hasta el d?a de su muerte.
Antonio Feliciano y Costa Soares, dos de los responsables de la tarea de formaci?n en el club, no tardaron en ver que el recién llegado ten?a un don para el gol. “No puede ser casualidad” dec?an cada vez que Fernando Gomes aparec?a en el ?rea en el momento justo, en la zona en la que iba a caer la pelota. Ten?a intuici?n y velocidad para el remate; y le sobraba decisi?n para llegar al bal?n siempre un instante antes que el defensa. No tardaron en hacer correr la voz y cuando Gomes cumpli? los diecisiete a?os comenzaron a presionar al club con la necesidad de probarle con los mayores porque los juveniles ya se le quedaban demasiado peque?os. No eran buenos tiempos para el Oporto que llevaba sin ganar una Liga desde 1959, quince a?os sometidos al poder de los equipos lisboetas. Una eternidad para sus aficionados tan leales como exigentes. En septiembre de 1974 el brasile?o Aymoré Moreira se dej? convencer y prob? a Fernando Gomes en un partido contra el Uniao Fabril. Esa tarde el vecino de Campanha, el que se sentaba en su habitaci?n a esperar que el bufido en Das Antas le anunciase un gol del Oporto, prob? lo que era pisar aquel templo y escuchar a los miles de aficionados que convert?an ese lugar en un horno. El flechazo con ellos fue inmediato. El d?a de su debut el joven Fernando Gomes anot? los dos goles del triunfo del conjunto portista. Ya nadie se plante? que regresase a los juveniles. El delantero se hizo con ese nueve que le acompa?ar?a de por vida y pas? a compartir vestuario con el peruano Cubillas, su ?dolo de entonces, a cambio de un sueldo de doce contos (unos sesenta euros). Dieciocho goles en su primera temporada, trece en la segunda… hasta que en 1977 sus n?meros se dispararon. Como si lo anterior hubiese sido parte del aprendizaje, en su tercer curso –ya con José Mar?a Pedroto en el banquillo– explot?. Anot? 34 tantos y sum? el primero de los seis t?tulos como mejor artillero de la Liga Portuguesa, pero adem?s alcanz? su primer t?tulo al ganar la Copa de Portugal gracias a un gol suyo al Sporting de Braga en la final. Repiti? como m?ximo goleador la temporada siguiente, pero lo mejor fue que aquella producci?n anotadora sirvi? al fin para que el Oporto cerrase en 1978 una de las grandes sequ?as de su historia y conquistase de nuevo, diecinueve a?os después, el t?tulo de Liga en Portugal. Ten?a solo veinti?n a?os y ya era el principal referente de un club que viv?a una profunda remodelaci?n en sus estructuras impulsada por Nuno Pinto da Costa (actual presidente de la entidad que ejerc?a entonces de director de f?tbol) y que se confirm? al a?o siguiente con la segunda Liga consecutiva y el tercer t?tulo de m?ximo goleador para Gomes
Pocos pod?an imaginar que aquellos d?as de gloria ser?an el anticipo de una crisis gigantesca. Llegar?a en 1980 en lo que los aficionados y la prensa portuguesa bautizaron como el “verao quente”. Nuno da Costa y el entrenador José Mar?a Pedroto decidieron marcharse al no estar de acuerdo con el presidente Américo de S? al que acusaban de ser excesivamente dependiente de los poderes econ?micos y pol?ticos de Lisboa. Aquello provoc? un terremoto en el vestuario. Catorce jugadores pidieron entonces salir de equipo, entre ellos Fernando Gomes, en apoyo a los disidentes. Sin ellos no quer?an seguir en el club. Américo de S? no vacil? y comenz? a buscarle destino a la mayor?a de ellos. Fernando Gomes acab? en el Sporting de Gij?n que por entonces buscaba un recambio de garant?as para Quini que acababa de ser vendido al Barcelona. Su llegada a Asturias no pudo ser m?s impactante. En el primer partido de pretemporada, un derbi ante el Oviedo, anot? los cinco goles del 5-1 que los gijoneses le endosaron a sus eternos rivales. Una locura que no tuvo continuidad por culpa de las lesiones. Su tend?n de Aquiles comenz? a darle problemas y los médicos nunca dieron con el tratamiento adecuado. Pas? por una operaci?n que fue un desastre y que le acab? llevando a buscar la ayuda de acupunturistas e incluso curanderos. Dos a?os pas? en El Molin?n donde los aficionados solo pudieron disfrutarle a ratos.
En 1982 Pinto da Costa se present? a las elecciones a la presidencia del Oporto y tras ganarlas cumpli? una de sus primeras promesas a los aficionados: traer a Fernando Gomes de vuelta a casa. Dicho y hecho. El delantero volvi? a ponerse la camiseta azul y blanca y celebr? aquello con la mejor cifra anotadora de su vida: 36 tantos en la Liga, 50 sumando todas las competiciones. Eso le vali? para conquistar la primera Bota de Oro europea de su carrera, un logro que repetir?a dos a?os después (39 goles en la Liga) y que le servir?a para que los aficionados le conociesen como “bibota”. Con Artur Jorge en el banquillo regresaron los t?tulos al Oporto al que le cost? reorganizarse tras la crisis vivida con la salida y regreso de Pinto da Costa. El equipo, con Gomes como bandera, dio un salto a todos los niveles. En su estructura y en el terreno de juego donde se empezaron a incorporar futbolistas como el portero Mynarczyk, Qim, Antonio André, Juary, Madjer… Y por si fuera poco Pinto da Costa le levant? al Sporting de Lisboa en una maniobra brillante a su mayor talento, Paolo Futre.
Llegamos entonces a mayo de 1987, el momento en el que cambia la historia del Oporto con la final de la Copa de Europa en el Prater de Viena ante el Bayern de Munich. Ese partido supone la mayor alegr?a de Fernando Gomes, pero también su mayor tristeza. Unas semanas antes de ese partido, después de haber sido decisivo con los cinco goles marcados en la competici?n, una lesi?n le dej? fuera de la final. Desde la grada vio la explosi?n de Futre, el gol de tac?n de Madjer y el tanto de Juary que forma parte de la antolog?a del club. Los “dragoes” eran al fin los reyes de Europa. “Bibota” llev? con alegr?a aquella contradicci?n: “Me perd? el partido que supuso el punto m?s alto de mi carrera”. Pudo resarcirse unos meses después al marcar el primer gol en la final de la Copa Intercontinental que los portugueses ganaron al Pe?arol de Montevideo en Tokyo, sobre un terreno de juego completamente nevado.
Después de aquellos d?as de gloria lleg? la inevitable ca?a. Se fue Artur Jorge, lleg? Tomislav Ivic que comenz? a relegarle a un papel menos protagonista y dijo una de esas frases que quedan en la memoria colectiva: “Gomes también tiene un final”. En la vuelta de la Supercopa Europea ante el Ajax, le sustituy? en los ?ltimos minutos en Das Antas y eso impidi? a Gomes –cosas de la normativa– levantar el trofeo de campe?n delante de sus aficionados. Una afrenta que Gomes no perdon? y tampoco lo hicieron los aficionados del Oporto que no consent?an semejante desprecio con su leyenda. De malas maneras Ivic, que fue despedido meses después, anticipaba el final inevitable. En 1989, con 32 a?os, Fernando Gomes dej? el equipo de su vida. Visti? su camiseta 450 veces y anot? 355 goles (un récord que costar? que alguien sea capaz de superar alguna vez). En un giro extra?o se fue a jugar sus dos ?ltimos a?os al Sporting de Lisboa, algo que le gener? alguna queja de quienes fueron sus fieles, casi devotos, seguidores. Una vez jug? en Das Antas con la camiseta del Sporting en un d?a de sentimientos extra?os. Le aplaud?an, le gritaban, le volv?an a aplaudir, le silbaban… cosas del amor.
Ya retirado del f?tbol Pinto da Costa le quiso a su lado y durante décadas ha formado parte de la estructura del club al que dio tanta gloria. Hace tres a?os le diagnosticaron un c?ncer de p?ncreas. Su cuerpo resisti? hasta el s?bado cuando un escalofr?o recorri? la espalda de los “dragoes”. Hab?a muerto “Bibota”, su goleador infinito.
O céu levou-nos o 9. Os golos ficam na mem?ria de todos.
Até sempre, Bibota. pic.twitter.com/FezNBYUYqj (https://t.co/FezNBYUYqj)
— FC Porto (@FCPorto) 26 de noviembre de 2022 (https://twitter.com/FCPorto/status/1596522414737092610?ref_src=twsrc%5Etfw)
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/futbol-internacional/bibota-goleador-infinito-79226582)
Antonio Feliciano y Costa Soares, dos de los responsables de la tarea de formaci?n en el club, no tardaron en ver que el recién llegado ten?a un don para el gol. “No puede ser casualidad” dec?an cada vez que Fernando Gomes aparec?a en el ?rea en el momento justo, en la zona en la que iba a caer la pelota. Ten?a intuici?n y velocidad para el remate; y le sobraba decisi?n para llegar al bal?n siempre un instante antes que el defensa. No tardaron en hacer correr la voz y cuando Gomes cumpli? los diecisiete a?os comenzaron a presionar al club con la necesidad de probarle con los mayores porque los juveniles ya se le quedaban demasiado peque?os. No eran buenos tiempos para el Oporto que llevaba sin ganar una Liga desde 1959, quince a?os sometidos al poder de los equipos lisboetas. Una eternidad para sus aficionados tan leales como exigentes. En septiembre de 1974 el brasile?o Aymoré Moreira se dej? convencer y prob? a Fernando Gomes en un partido contra el Uniao Fabril. Esa tarde el vecino de Campanha, el que se sentaba en su habitaci?n a esperar que el bufido en Das Antas le anunciase un gol del Oporto, prob? lo que era pisar aquel templo y escuchar a los miles de aficionados que convert?an ese lugar en un horno. El flechazo con ellos fue inmediato. El d?a de su debut el joven Fernando Gomes anot? los dos goles del triunfo del conjunto portista. Ya nadie se plante? que regresase a los juveniles. El delantero se hizo con ese nueve que le acompa?ar?a de por vida y pas? a compartir vestuario con el peruano Cubillas, su ?dolo de entonces, a cambio de un sueldo de doce contos (unos sesenta euros). Dieciocho goles en su primera temporada, trece en la segunda… hasta que en 1977 sus n?meros se dispararon. Como si lo anterior hubiese sido parte del aprendizaje, en su tercer curso –ya con José Mar?a Pedroto en el banquillo– explot?. Anot? 34 tantos y sum? el primero de los seis t?tulos como mejor artillero de la Liga Portuguesa, pero adem?s alcanz? su primer t?tulo al ganar la Copa de Portugal gracias a un gol suyo al Sporting de Braga en la final. Repiti? como m?ximo goleador la temporada siguiente, pero lo mejor fue que aquella producci?n anotadora sirvi? al fin para que el Oporto cerrase en 1978 una de las grandes sequ?as de su historia y conquistase de nuevo, diecinueve a?os después, el t?tulo de Liga en Portugal. Ten?a solo veinti?n a?os y ya era el principal referente de un club que viv?a una profunda remodelaci?n en sus estructuras impulsada por Nuno Pinto da Costa (actual presidente de la entidad que ejerc?a entonces de director de f?tbol) y que se confirm? al a?o siguiente con la segunda Liga consecutiva y el tercer t?tulo de m?ximo goleador para Gomes
Pocos pod?an imaginar que aquellos d?as de gloria ser?an el anticipo de una crisis gigantesca. Llegar?a en 1980 en lo que los aficionados y la prensa portuguesa bautizaron como el “verao quente”. Nuno da Costa y el entrenador José Mar?a Pedroto decidieron marcharse al no estar de acuerdo con el presidente Américo de S? al que acusaban de ser excesivamente dependiente de los poderes econ?micos y pol?ticos de Lisboa. Aquello provoc? un terremoto en el vestuario. Catorce jugadores pidieron entonces salir de equipo, entre ellos Fernando Gomes, en apoyo a los disidentes. Sin ellos no quer?an seguir en el club. Américo de S? no vacil? y comenz? a buscarle destino a la mayor?a de ellos. Fernando Gomes acab? en el Sporting de Gij?n que por entonces buscaba un recambio de garant?as para Quini que acababa de ser vendido al Barcelona. Su llegada a Asturias no pudo ser m?s impactante. En el primer partido de pretemporada, un derbi ante el Oviedo, anot? los cinco goles del 5-1 que los gijoneses le endosaron a sus eternos rivales. Una locura que no tuvo continuidad por culpa de las lesiones. Su tend?n de Aquiles comenz? a darle problemas y los médicos nunca dieron con el tratamiento adecuado. Pas? por una operaci?n que fue un desastre y que le acab? llevando a buscar la ayuda de acupunturistas e incluso curanderos. Dos a?os pas? en El Molin?n donde los aficionados solo pudieron disfrutarle a ratos.
En 1982 Pinto da Costa se present? a las elecciones a la presidencia del Oporto y tras ganarlas cumpli? una de sus primeras promesas a los aficionados: traer a Fernando Gomes de vuelta a casa. Dicho y hecho. El delantero volvi? a ponerse la camiseta azul y blanca y celebr? aquello con la mejor cifra anotadora de su vida: 36 tantos en la Liga, 50 sumando todas las competiciones. Eso le vali? para conquistar la primera Bota de Oro europea de su carrera, un logro que repetir?a dos a?os después (39 goles en la Liga) y que le servir?a para que los aficionados le conociesen como “bibota”. Con Artur Jorge en el banquillo regresaron los t?tulos al Oporto al que le cost? reorganizarse tras la crisis vivida con la salida y regreso de Pinto da Costa. El equipo, con Gomes como bandera, dio un salto a todos los niveles. En su estructura y en el terreno de juego donde se empezaron a incorporar futbolistas como el portero Mynarczyk, Qim, Antonio André, Juary, Madjer… Y por si fuera poco Pinto da Costa le levant? al Sporting de Lisboa en una maniobra brillante a su mayor talento, Paolo Futre.
Llegamos entonces a mayo de 1987, el momento en el que cambia la historia del Oporto con la final de la Copa de Europa en el Prater de Viena ante el Bayern de Munich. Ese partido supone la mayor alegr?a de Fernando Gomes, pero también su mayor tristeza. Unas semanas antes de ese partido, después de haber sido decisivo con los cinco goles marcados en la competici?n, una lesi?n le dej? fuera de la final. Desde la grada vio la explosi?n de Futre, el gol de tac?n de Madjer y el tanto de Juary que forma parte de la antolog?a del club. Los “dragoes” eran al fin los reyes de Europa. “Bibota” llev? con alegr?a aquella contradicci?n: “Me perd? el partido que supuso el punto m?s alto de mi carrera”. Pudo resarcirse unos meses después al marcar el primer gol en la final de la Copa Intercontinental que los portugueses ganaron al Pe?arol de Montevideo en Tokyo, sobre un terreno de juego completamente nevado.
Después de aquellos d?as de gloria lleg? la inevitable ca?a. Se fue Artur Jorge, lleg? Tomislav Ivic que comenz? a relegarle a un papel menos protagonista y dijo una de esas frases que quedan en la memoria colectiva: “Gomes también tiene un final”. En la vuelta de la Supercopa Europea ante el Ajax, le sustituy? en los ?ltimos minutos en Das Antas y eso impidi? a Gomes –cosas de la normativa– levantar el trofeo de campe?n delante de sus aficionados. Una afrenta que Gomes no perdon? y tampoco lo hicieron los aficionados del Oporto que no consent?an semejante desprecio con su leyenda. De malas maneras Ivic, que fue despedido meses después, anticipaba el final inevitable. En 1989, con 32 a?os, Fernando Gomes dej? el equipo de su vida. Visti? su camiseta 450 veces y anot? 355 goles (un récord que costar? que alguien sea capaz de superar alguna vez). En un giro extra?o se fue a jugar sus dos ?ltimos a?os al Sporting de Lisboa, algo que le gener? alguna queja de quienes fueron sus fieles, casi devotos, seguidores. Una vez jug? en Das Antas con la camiseta del Sporting en un d?a de sentimientos extra?os. Le aplaud?an, le gritaban, le volv?an a aplaudir, le silbaban… cosas del amor.
Ya retirado del f?tbol Pinto da Costa le quiso a su lado y durante décadas ha formado parte de la estructura del club al que dio tanta gloria. Hace tres a?os le diagnosticaron un c?ncer de p?ncreas. Su cuerpo resisti? hasta el s?bado cuando un escalofr?o recorri? la espalda de los “dragoes”. Hab?a muerto “Bibota”, su goleador infinito.
O céu levou-nos o 9. Os golos ficam na mem?ria de todos.
Até sempre, Bibota. pic.twitter.com/FezNBYUYqj (https://t.co/FezNBYUYqj)
— FC Porto (@FCPorto) 26 de noviembre de 2022 (https://twitter.com/FCPorto/status/1596522414737092610?ref_src=twsrc%5Etfw)
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