الريــم
11-28-2022, 03:37 PM
Confiesa Pedro Sim?n que Los incomprendidos surgi? de una sobremesa. O de muchas. Dice que un d?a cay? en la cuenta que, tras una buena comida, siempre acababa hablando con sus amigos "con pasi?n, desesperanza e incomprensi?n" de sus hijos. Un d?a "de repente" decidi? ficcionar sus experiencias y miedos. Y surgi? Los incomprendidos.
-?Quién comprende a los que siempre tienen que tratar de comprender a los dem?s?
-De eso va el libro. Sent? que deb?a hacerlo. El que empiece a leer el libro puede creer que estamos ante una novela que habla de una relaci?n de un padre con una hija adolescente incomprendida, pero no. A medida que uno va leyendo, ve que aqu? incomprendidos somos todos. ?Quién comprende al que tiene que comprender a otros? Los adolescentes se sienten incomprendidos, pero los padres también nos sentimos as? y nadie habla de esa esfera. Los incomprendidos somos todos y todas las generaciones se mueven en ese juego de incomprensi?n mutua.
-Todos sus personajes tienen sensaci?n de culpa.
-Y de envidia, de celos infantiles... Es incre?ble como las cosas no dichas y no hechas son tan importantes, y como, como una enredadera que se mete en el muro, te tira el hogar familiar abajo. Respecto a la culpa, los padres siempre tenemos culpa. Eso es la crianza. Siempre nos vamos a la cama con culpa. Tengo 51 tacos y la puta culpa siempre est? ah?, porque con siete a?os ya nos hac?an darnos una palmadita en el pecho por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. ?Pero qué culpa va a tener un ni?o de siete a?os? Por favor.
-En su historia, como en la vida, el silencio ayuda a dejar las cosas pasar.
-En esta familia no hablan porque consideran que eso es meterse un poco en la esfera del otro y remover o sacar cosas de debajo de la alfombra. Pero lo cierto es que todos querr?an hablar, pero no se atreven porque les incomoda. Lo que s? queda claro en la novela y en la vida es que cuando hablas, el elefante azul que estaba en el sal?n, desaparece y el fantasma se pira. Pero de eso solo nos damos cuenta cuando hablamos.
-El silencio, en parte, lo provoca el no querer contar qué pas? y porque, seg?n el narrador, si se contara se mirar?a distinto.
-Estoy absolutamente convencido de que cualquier lector de este diario podr?a ser protagonista de un reportaje. Otra cosa es que lo quiera contar. Uno puede hablar de un abuso que pudo tener de peque?o, una depresi?n, la ansiedad que tiene cada noche, lo solo que se siente. Todo eso dar?a para una novela. Lo que pasa es que no estamos dispuestos a subirnos al escenario, desnudarnos y que se vea nuestra debilidad. Eso no nos gusta. Me fascina saber la vida de esa gente que tenemos sentada al lado en el autob?s y cuya vida desconocemos, pero que podr?an parecerse a las historias como las de Inés, Javier, Celia y Roberto.
-'Los incomprendidos' adem?s de un viaje al abismo es también un viaje de angustia por sentirse en el infierno.
-Es un viaje hacia la encrucijada, hacia el sitio donde todo se puede arreglar; es un mirar por el retrovisor y pensar que debes regresar y arreglar lo sucedido. Por eso creo que, aunque es una novela dura, también es esperanzadora. Todas las cosas se pueden resta?ar por duras que sean. Tengo amigos que han pasado por traumas de jovencitos y el tiempo lo ha colocado todo en su sitio y han vuelto a sonre?r, a tomar una copa, se lo han pasado bien y han vuelto a ser felices de alg?n modo.
-?Qué es m?s dif?cil, comprender a los padres o a los hijos?
-Creo que es m?s dif?cil de comprender a un hijo porque ah? fuera hay un mundo nuevo que nada tiene que ver con el nuestro.
-?Se puede superar la pérdida de un hijo o un hermano?
-El dolor aplasta y, cuando no gestionamos bien los traumas, se nota. Hay gente a la que te arrimas como si fuera un brasero y de otros huyes porque te generan rechazo. En Los Incomprendidos también se habla sobre la gesti?n del trauma. Vamos al psic?logo, no vamos; te cuento yo lo m?o, me cuentas t? lo tuyo. ?Por qué no hablamos? Porque no nos atrevemos aunque las cosas nos estén haciendo da?o a todos.
-Sus personajes tienen una carga psicol?gica important?sima.
-Y tiene que ver mi profesi?n de periodista. Somos un poco vampiros y vamos chupando de los otros para destilarlo y luego cont?rselo a la gente. Las experiencias me sirven para novelarlas. De la calle guardo cosas en mi zurr?n para luego ficcionarlas Me interesan las inseguridades de los otros, dolores, dudas, miedos, el paso del tiempo... Todo eso solo est?, en la calle.
-La autoexigencia que las redes sociales someten a Inés asusta.
-Los silencios de ahora tienen que ver con el ruido de la calle, y ese ruido, tiene que ver con las tecnolog?as deshumanizadoras y la mirada exigente del otro. Desde luego que prefiero ser adolescente en mi época que ahora. La exigencia a la que someten las redes es una putada.
-Ahora que se ha desahogado a través de sus personajes, ?se siente un incomprendido?
-Al escribir una novela te v?sceras a ti mismo. Se pasa por una traves?a dolorosa y también te sacas muchos demonios. Trato de entender a mis hijos y hago una gimnasia diaria para que ellos me entiendan. Me gustar?a que este libro sirviera para tender puentes. El otro d?a me cont? una madre de un chaval de 17 a?os lleg? a casa y lo primero que hizo fue pedirle perd?n a su padre. Eso es maravilloso.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/pedro-simon-hablas-elefante-azul-79226339)
-?Quién comprende a los que siempre tienen que tratar de comprender a los dem?s?
-De eso va el libro. Sent? que deb?a hacerlo. El que empiece a leer el libro puede creer que estamos ante una novela que habla de una relaci?n de un padre con una hija adolescente incomprendida, pero no. A medida que uno va leyendo, ve que aqu? incomprendidos somos todos. ?Quién comprende al que tiene que comprender a otros? Los adolescentes se sienten incomprendidos, pero los padres también nos sentimos as? y nadie habla de esa esfera. Los incomprendidos somos todos y todas las generaciones se mueven en ese juego de incomprensi?n mutua.
-Todos sus personajes tienen sensaci?n de culpa.
-Y de envidia, de celos infantiles... Es incre?ble como las cosas no dichas y no hechas son tan importantes, y como, como una enredadera que se mete en el muro, te tira el hogar familiar abajo. Respecto a la culpa, los padres siempre tenemos culpa. Eso es la crianza. Siempre nos vamos a la cama con culpa. Tengo 51 tacos y la puta culpa siempre est? ah?, porque con siete a?os ya nos hac?an darnos una palmadita en el pecho por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. ?Pero qué culpa va a tener un ni?o de siete a?os? Por favor.
-En su historia, como en la vida, el silencio ayuda a dejar las cosas pasar.
-En esta familia no hablan porque consideran que eso es meterse un poco en la esfera del otro y remover o sacar cosas de debajo de la alfombra. Pero lo cierto es que todos querr?an hablar, pero no se atreven porque les incomoda. Lo que s? queda claro en la novela y en la vida es que cuando hablas, el elefante azul que estaba en el sal?n, desaparece y el fantasma se pira. Pero de eso solo nos damos cuenta cuando hablamos.
-El silencio, en parte, lo provoca el no querer contar qué pas? y porque, seg?n el narrador, si se contara se mirar?a distinto.
-Estoy absolutamente convencido de que cualquier lector de este diario podr?a ser protagonista de un reportaje. Otra cosa es que lo quiera contar. Uno puede hablar de un abuso que pudo tener de peque?o, una depresi?n, la ansiedad que tiene cada noche, lo solo que se siente. Todo eso dar?a para una novela. Lo que pasa es que no estamos dispuestos a subirnos al escenario, desnudarnos y que se vea nuestra debilidad. Eso no nos gusta. Me fascina saber la vida de esa gente que tenemos sentada al lado en el autob?s y cuya vida desconocemos, pero que podr?an parecerse a las historias como las de Inés, Javier, Celia y Roberto.
-'Los incomprendidos' adem?s de un viaje al abismo es también un viaje de angustia por sentirse en el infierno.
-Es un viaje hacia la encrucijada, hacia el sitio donde todo se puede arreglar; es un mirar por el retrovisor y pensar que debes regresar y arreglar lo sucedido. Por eso creo que, aunque es una novela dura, también es esperanzadora. Todas las cosas se pueden resta?ar por duras que sean. Tengo amigos que han pasado por traumas de jovencitos y el tiempo lo ha colocado todo en su sitio y han vuelto a sonre?r, a tomar una copa, se lo han pasado bien y han vuelto a ser felices de alg?n modo.
-?Qué es m?s dif?cil, comprender a los padres o a los hijos?
-Creo que es m?s dif?cil de comprender a un hijo porque ah? fuera hay un mundo nuevo que nada tiene que ver con el nuestro.
-?Se puede superar la pérdida de un hijo o un hermano?
-El dolor aplasta y, cuando no gestionamos bien los traumas, se nota. Hay gente a la que te arrimas como si fuera un brasero y de otros huyes porque te generan rechazo. En Los Incomprendidos también se habla sobre la gesti?n del trauma. Vamos al psic?logo, no vamos; te cuento yo lo m?o, me cuentas t? lo tuyo. ?Por qué no hablamos? Porque no nos atrevemos aunque las cosas nos estén haciendo da?o a todos.
-Sus personajes tienen una carga psicol?gica important?sima.
-Y tiene que ver mi profesi?n de periodista. Somos un poco vampiros y vamos chupando de los otros para destilarlo y luego cont?rselo a la gente. Las experiencias me sirven para novelarlas. De la calle guardo cosas en mi zurr?n para luego ficcionarlas Me interesan las inseguridades de los otros, dolores, dudas, miedos, el paso del tiempo... Todo eso solo est?, en la calle.
-La autoexigencia que las redes sociales someten a Inés asusta.
-Los silencios de ahora tienen que ver con el ruido de la calle, y ese ruido, tiene que ver con las tecnolog?as deshumanizadoras y la mirada exigente del otro. Desde luego que prefiero ser adolescente en mi época que ahora. La exigencia a la que someten las redes es una putada.
-Ahora que se ha desahogado a través de sus personajes, ?se siente un incomprendido?
-Al escribir una novela te v?sceras a ti mismo. Se pasa por una traves?a dolorosa y también te sacas muchos demonios. Trato de entender a mis hijos y hago una gimnasia diaria para que ellos me entiendan. Me gustar?a que este libro sirviera para tender puentes. El otro d?a me cont? una madre de un chaval de 17 a?os lleg? a casa y lo primero que hizo fue pedirle perd?n a su padre. Eso es maravilloso.
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