الريــم
11-23-2022, 11:38 AM
Yasmina siempre se neg? a llorar. Nunca quiso darle el gusto a su maltratador. "Me puso una pistola en la cabeza cuando estaba embarazada mientras pegaba a mi hijo. Y yo denunciaba, pero sus amigos siempre se lo contaban, porque él era polic?a". Recuerda que, como agente, "sab?a bien d?nde pegar para hacer da?o pero que no dejara marca, usaba un cintur?n y un palo". Lleg? a disparar en medio de una discusi?n.
Su marido es polic?a en El Salvador, y dos de sus cuatro hijos son fruto de violaciones. Cuando la encerr? en casa solo pudo hacer una cosa: leer. "Entonces me di cuenta de que ten?a que escapar como fuera, que yo no quer?a esa vida para m? ni para mis hijos". Unas amigas le ayudaron a sacar un billete para Espa?a y lleg? sola; un a?o después consigui? convencer a su marido para traer a los ni?os. A d?a de hoy sigue recibiendo mensajes del maltratador: si la encuentra la va a matar.
Consuelo recibi? la peor paliza de su marido el d?a que lo denunci?. El Instituto de la Mujer de Colombia le asegur? que la avisar?an para que pudiera marcharse, pero no lo hicieron. El papel lleg? con los dos bajo el mismo techo. D?as después meti? las cosas de sus tres hijas en bolsas de basura y huy?.
Cuatro meses huyendo
De 2013 a 2018 fue cambiando de casa en Colombia porque el padre de sus hijos quer?a asesinarla. Cada cuatro meses el maltratador la encontraba y ella volv?a a huir, amenazada de muerte. Explica que puso muchas denuncias pero ninguna prosper?. "Me llamaba y me dec?a 'mira el dinero que me ha costado tu papelito'. Pagaba a los polic?as y ellos la borraban, es as? la corrupci?n que hay en mi pa?s", asegura.
Lo conoci? con 17 y tuvo dos ni?as con él. "Entonces decid? que quer?a dejarle, y él me oblig? a tener otra", recuerda. De una violaci?n sali? su tercera hija, y a ella la encerraron en casa. "Ya no pod?a salir a ning?n lado sin permiso, me quit? todas las tarjetas de crédito y el dinero, casi no pod?a ir al parque, cort? la relaci?n con todas mis amigas y hasta con mi familia", rememora Consuelo. Después, empez? a menospreciarla. "Me dec?a que no val?a nada, que nadie querr?a a alguien con tres hijos que no son suyos".
Cuenta todo con fuerza, mientras las l?grimas le caen por las mejillas, y explica que lleg? un punto en el que "solo quer?a abrir un agujero en la tierra y meterme". Hasta que comenz? a ir, a escondidas del marido, a una psic?loga para ella y para sus hijas. Y escap?.
"Acabas por no confiar"
Fue muchas veces al Instituto de la Mujer de Colombia, y ninguna sirvi? para ayudarla. "Volv?a para ver c?mo iba mi caso pero literalmente lo hab?an archivado, nadie se acordaba de nada. Entonces ?Para qué voy a denunciar? ?Para llegar a mi casa y que él me pegue una paliza a m? y a mis hijas? Acabas por no confiar en la Justicia" reivindica Consuelo.
Yasmina y Consuelo viven ahora en la Comunitat Valenciana y son refugiadas por motivos de género, una de las principales razones por las que las mujeres, sobre todo de Latinoamérica, abandonan sus pa?ses. Huyen de sus maridos.
Ambas cuentan con protecci?n internacional otorgada por Espa?a. Esta protecci?n solo se concede a personas que huyen de sus pa?ses y no pueden volver a ellos porque su vida corre serio peligro, y se comenz? a contemplar por primera vez en el a?o 2009. Normalmente se tacha de 'refugiados' a personas que huyen de guerras. Ellas huyeron de pa?ses con una guerra contra las mujeres.
El Estado contra las mujeres
La violencia contra las mujeres se da en muchos ?mbitos. Pilar Albero, abogada experta en protecci?n internacional y violencia de género, explica que "la violencia puede ser doméstica, familiar, matrimonios forzados, mutilaci?n genital, no acatar las normas del pa?s (quitarse el velo, por ejemplo) o como en el caso de Centroamérica, v?ctimas de trata y violencia sexual por el crimen organizado de las maras".
El machismo también puede ser de Estado, por omisi?n, en los casos en que la Administraci?n no protege a las mujeres y las deja desamparadas, como el de Consuelo, o directamente por acci?n. Es la violencia institucional. Este es el caso de una mujer argentina refugiada recientemente en Espa?a. "Era polic?a pero recibi? tanto acoso all? que tuvo que escapar del cuerpo para que no le pasara nada", explica.
La migraci?n comienza a feminizarse en 2015. Antes, el n?mero que llegaba era muy peque?o en comparaci?n con el de hombres, y desde entonces empieza a equilibrarse la balanza por este motivo. "Sobre todo llegan muchas de Latinoamérica por el v?nculo cultural y porque pueden coger un avi?n y estar en Manises, algo que no pasa en ?frica, porque no dan visados", explica la abogada.
Simulacro de terremoto
"Uno de los d?as que me encontr? se pon?a super violento, me quer?a matar. Al final los vecinos ayudaron y no consigui? pasar de la puerta", recuerda la afectada. "Entonces, cuando hu?amos, yo hab?a ense?ado a mis hijas qué hacer si hab?a un terremoto, hicimos varios simulacros. Ten?an que ir corriendo a la ?ltima habitaci?n de la casa y esconderse debajo de la cama. Y que la mayor cuidara de las peque?as. En el fondo sab?an que era por si ven?a él, y aquel d?a lo hicieron, corrieron a la ?ltima habitaci?n", dice Consuelo.
Una de esas veces fue la clave para que decidiera viajar a Espa?a. Viajar, no emigrar. "Ven?a para pasar las ?ltimas vacaciones con mis hijas, porque sab?a que al volver me mataba", cuenta. Pero ya estaba cansada de escapar, "estaba decidida a plantar cara, a que solo quedara él o yo".
La ni?a call?
Pero en la visita a un monasterio espa?ol las monjas le recomendaron que fuera a Cruz Roja, y all? le hablaron de la posibilidad de pedir protecci?n internacional en Espa?a por razones de violencia de género. Lo hizo, y ahora tiene el estatuto de refugiada en nuestro pa?s, como sus cuatro hijas. Trabaja, y su hija mayor también; la mediana y la peque?a todav?a est?n acabando los estudios. Sabe que no puede volver a su pa?s, pero por fin encuentra algo parecido a la felicidad.
Explica que a d?a de hoy todav?a tiene pesadillas y no puede dormir. Tanto ella como sus tres hijas. "Cuando empezamos la entrevista con Cruz Roja me di cuenta de todo lo que hab?an sufrido mis hijas y que yo no sab?a. La mayor cont? que su padre le daba palizas con un palo y que le arrancaba los pelos, pero nunca quiso dec?rmelo porque ten?a miedo de que me quejara y después me pegara a m?".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sucesos/mujeres-migradas-violencia-machista-marido-78957552)
Su marido es polic?a en El Salvador, y dos de sus cuatro hijos son fruto de violaciones. Cuando la encerr? en casa solo pudo hacer una cosa: leer. "Entonces me di cuenta de que ten?a que escapar como fuera, que yo no quer?a esa vida para m? ni para mis hijos". Unas amigas le ayudaron a sacar un billete para Espa?a y lleg? sola; un a?o después consigui? convencer a su marido para traer a los ni?os. A d?a de hoy sigue recibiendo mensajes del maltratador: si la encuentra la va a matar.
Consuelo recibi? la peor paliza de su marido el d?a que lo denunci?. El Instituto de la Mujer de Colombia le asegur? que la avisar?an para que pudiera marcharse, pero no lo hicieron. El papel lleg? con los dos bajo el mismo techo. D?as después meti? las cosas de sus tres hijas en bolsas de basura y huy?.
Cuatro meses huyendo
De 2013 a 2018 fue cambiando de casa en Colombia porque el padre de sus hijos quer?a asesinarla. Cada cuatro meses el maltratador la encontraba y ella volv?a a huir, amenazada de muerte. Explica que puso muchas denuncias pero ninguna prosper?. "Me llamaba y me dec?a 'mira el dinero que me ha costado tu papelito'. Pagaba a los polic?as y ellos la borraban, es as? la corrupci?n que hay en mi pa?s", asegura.
Lo conoci? con 17 y tuvo dos ni?as con él. "Entonces decid? que quer?a dejarle, y él me oblig? a tener otra", recuerda. De una violaci?n sali? su tercera hija, y a ella la encerraron en casa. "Ya no pod?a salir a ning?n lado sin permiso, me quit? todas las tarjetas de crédito y el dinero, casi no pod?a ir al parque, cort? la relaci?n con todas mis amigas y hasta con mi familia", rememora Consuelo. Después, empez? a menospreciarla. "Me dec?a que no val?a nada, que nadie querr?a a alguien con tres hijos que no son suyos".
Cuenta todo con fuerza, mientras las l?grimas le caen por las mejillas, y explica que lleg? un punto en el que "solo quer?a abrir un agujero en la tierra y meterme". Hasta que comenz? a ir, a escondidas del marido, a una psic?loga para ella y para sus hijas. Y escap?.
"Acabas por no confiar"
Fue muchas veces al Instituto de la Mujer de Colombia, y ninguna sirvi? para ayudarla. "Volv?a para ver c?mo iba mi caso pero literalmente lo hab?an archivado, nadie se acordaba de nada. Entonces ?Para qué voy a denunciar? ?Para llegar a mi casa y que él me pegue una paliza a m? y a mis hijas? Acabas por no confiar en la Justicia" reivindica Consuelo.
Yasmina y Consuelo viven ahora en la Comunitat Valenciana y son refugiadas por motivos de género, una de las principales razones por las que las mujeres, sobre todo de Latinoamérica, abandonan sus pa?ses. Huyen de sus maridos.
Ambas cuentan con protecci?n internacional otorgada por Espa?a. Esta protecci?n solo se concede a personas que huyen de sus pa?ses y no pueden volver a ellos porque su vida corre serio peligro, y se comenz? a contemplar por primera vez en el a?o 2009. Normalmente se tacha de 'refugiados' a personas que huyen de guerras. Ellas huyeron de pa?ses con una guerra contra las mujeres.
El Estado contra las mujeres
La violencia contra las mujeres se da en muchos ?mbitos. Pilar Albero, abogada experta en protecci?n internacional y violencia de género, explica que "la violencia puede ser doméstica, familiar, matrimonios forzados, mutilaci?n genital, no acatar las normas del pa?s (quitarse el velo, por ejemplo) o como en el caso de Centroamérica, v?ctimas de trata y violencia sexual por el crimen organizado de las maras".
El machismo también puede ser de Estado, por omisi?n, en los casos en que la Administraci?n no protege a las mujeres y las deja desamparadas, como el de Consuelo, o directamente por acci?n. Es la violencia institucional. Este es el caso de una mujer argentina refugiada recientemente en Espa?a. "Era polic?a pero recibi? tanto acoso all? que tuvo que escapar del cuerpo para que no le pasara nada", explica.
La migraci?n comienza a feminizarse en 2015. Antes, el n?mero que llegaba era muy peque?o en comparaci?n con el de hombres, y desde entonces empieza a equilibrarse la balanza por este motivo. "Sobre todo llegan muchas de Latinoamérica por el v?nculo cultural y porque pueden coger un avi?n y estar en Manises, algo que no pasa en ?frica, porque no dan visados", explica la abogada.
Simulacro de terremoto
"Uno de los d?as que me encontr? se pon?a super violento, me quer?a matar. Al final los vecinos ayudaron y no consigui? pasar de la puerta", recuerda la afectada. "Entonces, cuando hu?amos, yo hab?a ense?ado a mis hijas qué hacer si hab?a un terremoto, hicimos varios simulacros. Ten?an que ir corriendo a la ?ltima habitaci?n de la casa y esconderse debajo de la cama. Y que la mayor cuidara de las peque?as. En el fondo sab?an que era por si ven?a él, y aquel d?a lo hicieron, corrieron a la ?ltima habitaci?n", dice Consuelo.
Una de esas veces fue la clave para que decidiera viajar a Espa?a. Viajar, no emigrar. "Ven?a para pasar las ?ltimas vacaciones con mis hijas, porque sab?a que al volver me mataba", cuenta. Pero ya estaba cansada de escapar, "estaba decidida a plantar cara, a que solo quedara él o yo".
La ni?a call?
Pero en la visita a un monasterio espa?ol las monjas le recomendaron que fuera a Cruz Roja, y all? le hablaron de la posibilidad de pedir protecci?n internacional en Espa?a por razones de violencia de género. Lo hizo, y ahora tiene el estatuto de refugiada en nuestro pa?s, como sus cuatro hijas. Trabaja, y su hija mayor también; la mediana y la peque?a todav?a est?n acabando los estudios. Sabe que no puede volver a su pa?s, pero por fin encuentra algo parecido a la felicidad.
Explica que a d?a de hoy todav?a tiene pesadillas y no puede dormir. Tanto ella como sus tres hijas. "Cuando empezamos la entrevista con Cruz Roja me di cuenta de todo lo que hab?an sufrido mis hijas y que yo no sab?a. La mayor cont? que su padre le daba palizas con un palo y que le arrancaba los pelos, pero nunca quiso dec?rmelo porque ten?a miedo de que me quejara y después me pegara a m?".
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