الريــم
11-13-2022, 10:30 PM
Hace ya una semana que Sharm el Sheikh, la ciudad de las mil piscinas en el desierto, se ha convertido en el epicentro de unas negociaciones clave para el futuro del planeta. Es aqu? donde jefes de estado, ministros y diplom?ticos de todo el mundo se han dado cita para debatir sobre las medidas para frenar el avance de la crisis clim?tica, mitigar su impacto y adaptarse a sus consecuencias. La gran mayor?a de estas conversaciones tienen lugar a puerta cerrada, en grupos de trabajo técnicos y bajo la ?nica supervisi?n de tan solo un pu?ado de observadores internacionales. Pero m?s all? de lo que ocurre en esas salas, cuyo resultado sabremos a partir del viernes que viene, son muchos los que se?alan que la cumbre del clima de este a?o parece m?s bien una distopia clim?tica.
Este domingo, por ejemplo, un dinosaurio ha aparecido en Sharm el-Sheikh. Su nombre es Frankie y es el portavoz de un proyecto para concienciar sobre los riesgos de la crisis clim?tica. El animal (a medio camino entre un velocirraptor, un tiranosaurio y una aberraci?n genética de Hollywood) ha tomado la palabra para alertar sobre la necesidad de aplicar medidas m?s dr?sticas para hacer frente a la emergencia medioambiental. El dinosaurio ha explicado, con talante convincente, que sus congéneres jur?sicos no tuvieron opci?n de salvarse ante el impacto del meteorito, pero que la humanidad todav?a est? a tiempo de esquivar la cat?strofe ecol?gica. "No escojan la extinci?n", ha clamado Frankie ante una multitud reunida para o?r sus palabras.
Frankie no ha sido el ?nico dinosaurio que se ha dejado ver por este domingo en Sharm el-Sheikh. En el extremo sur de la metr?polis, justo al final de una de las enormes l?neas de asfalto que conectan una de las muchas arterias tur?sticas de la ciudad con el litoral, un r?stico ejemplar de diplodocus también exhib?a su largo cuello entre las palmeras. En este caso, el animal es uno de las atracciones de los resorts tur?sticos de la zona. En su h?bitat le acompa?an un Shrek de dudoso origen, un Pap? Noel tirando de sus renos a casi 30 grados a la sombra y un mar de tumbonas y sombrillas de pl?stico.
Solo en el resort donde se aloja este diplodocus se cuentan m?s de veinte piscinas, varios toboganes de agua y un sinf?n de fuentes y atracciones propias m?s propias de un aquapark que de un enclave en medio del desierto. La estampa, de hecho, parece casi un espejismo en un continente donde la sequ?a alcanza niveles extremos. Eso s?, para no disociarse demasiado de la realidad en los aseos del recinto hay carteles que recuerdan a los turistas la importancia de "cerrar el grifo para no desperdiciar agua". No vaya a ser que la visi?n de decenas de balsas artificiales haga olvidar que, conforme avanza la crisis clim?tica, el agua corre el riesgo de convertirse en un recurso escaso.
Ciudad de asfalto
El h?bitat de estos dinosaurios parece de otra época. Y es que el modelo de ciudad Sharm el-Sheikh dista mucho de los ideales de ciudades dise?adas para mitigar el impacto de la crisis clim?tica. Justo mientras el mundo discute sobre las bondades de las supermanzanas de Barcelona o la ciudad de los quince minutos de Par?s, la metr?polis egipcia representa el paradigma opuesto. La localidad se alza como un resort tur?stico en el desierto en el que se conectan los antiguos n?cleor urbanos, que ahora lucen como lugares empobrecidos, con los infraestructuras y hoteles de lujo creados para los turistas. Excepto los carteles que anuncian la celebraci?n de la cumbre del clima, nada parece indicar que la metr?polis egipcia esté adapt?ndose a la realidad clim?tica.
Sharm el-Sheikh, de hecho, es una de esas ciudades creadas para ir en coche. Desplazarse de un punto a otro sin recurrir a un veh?culo sobre ruedas es muy complicado. Las calles solo son l?neas de asfalto infinitas. En muchos casos, sin ni siquiera hay aceras o v?as peatonales para acompa?ar el eventual recorrido de un peat?n. Tampoco hay pasos de cebra. Ni ning?n tipo de sombra que apacigue los casi treinta grados que marca el term?metro a mediados de noviembre. Al ser una ciudad que se extiende de manera forzada por el litoral, las distancias son casi inabarcables. De hecho, para moverse por la localidad que, hoy por hoy, intenta trazar el fin de los combustibles f?siles es casi obligatorio tirar de gasolina.
Un 's?lvese quien pueda'
Los dinosaurios no son los ?nicos seres que deambulan por esta semana por Sharm el-Sheikh. En estos d?as, en ocasi?n de la cumbre, la ciudad egipcia acoge a multitud diplom?ticos, cient?ficos, activistas y periodistas, as? como otros espec?menes de diferente origen que han viajado desde todos los rincones de mundo para personarse en este evento. Seg?n los primeros balances de la organizaci?n, el encuentro acoger? a casi 34.000 personas. Solo en los primeros d?as, se calcula que el aeropuerto de la ciudad ha recibido miles de vuelos y m?s de 400 jets privados cargados de asistentes al debate sobre el futuro del planeta ahogado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
La primera semana de la cumbre, tal y como relatan los primeros asistentes al evento, ha sido m?s convulsa de lo habitual. Durante los primeros d?as, por ejemplo, los restaurantes y supermercados del recinto que acoge la convenci?n agotaron sus reservas antes de tiempo. No hab?a ni comida ni agua para todos. Y a partir de media tarde, era un s?lvese quien pueda. "Ha sido casi como una simulaci?n sobre c?mo ser?a vivir en un planeta que se calienta r?pidamente y donde escasean los recursos", escribe el cronista Ed King, uno de los referentes informativos de las cumbres del clima.
Tras los primeros siete d?as de negociaciones, Sharm el-Sheikh encara la semana definitiva de este debate. La recta final de unas conversaciones clave pare el futuro del planeta. Durante los pr?ximos d?as, la ciudad egipcia intentar? cerrar un acuerdo sobre cuestiones como, por ejemplo, c?mo acelerar los recortes de gases de efecto invernadero o quién debe pagar la factura de las pérdidas y da?os ya provocados por la crisis clim?tica en los pa?ses m?s empobrecidos del globo. Todas estas discusiones, que podr?an marcar un antes y un después en la lucha contra la crisis clim?tica, solo tienen una semana para concretarse en un algo real. Y deben hacerlo en una ciudad que, hoy por hoy, muestra todas las caras de una distopia clim?tica.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/dinosaurio-sharm-sheikh-cronica-distopia-78518524)
Este domingo, por ejemplo, un dinosaurio ha aparecido en Sharm el-Sheikh. Su nombre es Frankie y es el portavoz de un proyecto para concienciar sobre los riesgos de la crisis clim?tica. El animal (a medio camino entre un velocirraptor, un tiranosaurio y una aberraci?n genética de Hollywood) ha tomado la palabra para alertar sobre la necesidad de aplicar medidas m?s dr?sticas para hacer frente a la emergencia medioambiental. El dinosaurio ha explicado, con talante convincente, que sus congéneres jur?sicos no tuvieron opci?n de salvarse ante el impacto del meteorito, pero que la humanidad todav?a est? a tiempo de esquivar la cat?strofe ecol?gica. "No escojan la extinci?n", ha clamado Frankie ante una multitud reunida para o?r sus palabras.
Frankie no ha sido el ?nico dinosaurio que se ha dejado ver por este domingo en Sharm el-Sheikh. En el extremo sur de la metr?polis, justo al final de una de las enormes l?neas de asfalto que conectan una de las muchas arterias tur?sticas de la ciudad con el litoral, un r?stico ejemplar de diplodocus también exhib?a su largo cuello entre las palmeras. En este caso, el animal es uno de las atracciones de los resorts tur?sticos de la zona. En su h?bitat le acompa?an un Shrek de dudoso origen, un Pap? Noel tirando de sus renos a casi 30 grados a la sombra y un mar de tumbonas y sombrillas de pl?stico.
Solo en el resort donde se aloja este diplodocus se cuentan m?s de veinte piscinas, varios toboganes de agua y un sinf?n de fuentes y atracciones propias m?s propias de un aquapark que de un enclave en medio del desierto. La estampa, de hecho, parece casi un espejismo en un continente donde la sequ?a alcanza niveles extremos. Eso s?, para no disociarse demasiado de la realidad en los aseos del recinto hay carteles que recuerdan a los turistas la importancia de "cerrar el grifo para no desperdiciar agua". No vaya a ser que la visi?n de decenas de balsas artificiales haga olvidar que, conforme avanza la crisis clim?tica, el agua corre el riesgo de convertirse en un recurso escaso.
Ciudad de asfalto
El h?bitat de estos dinosaurios parece de otra época. Y es que el modelo de ciudad Sharm el-Sheikh dista mucho de los ideales de ciudades dise?adas para mitigar el impacto de la crisis clim?tica. Justo mientras el mundo discute sobre las bondades de las supermanzanas de Barcelona o la ciudad de los quince minutos de Par?s, la metr?polis egipcia representa el paradigma opuesto. La localidad se alza como un resort tur?stico en el desierto en el que se conectan los antiguos n?cleor urbanos, que ahora lucen como lugares empobrecidos, con los infraestructuras y hoteles de lujo creados para los turistas. Excepto los carteles que anuncian la celebraci?n de la cumbre del clima, nada parece indicar que la metr?polis egipcia esté adapt?ndose a la realidad clim?tica.
Sharm el-Sheikh, de hecho, es una de esas ciudades creadas para ir en coche. Desplazarse de un punto a otro sin recurrir a un veh?culo sobre ruedas es muy complicado. Las calles solo son l?neas de asfalto infinitas. En muchos casos, sin ni siquiera hay aceras o v?as peatonales para acompa?ar el eventual recorrido de un peat?n. Tampoco hay pasos de cebra. Ni ning?n tipo de sombra que apacigue los casi treinta grados que marca el term?metro a mediados de noviembre. Al ser una ciudad que se extiende de manera forzada por el litoral, las distancias son casi inabarcables. De hecho, para moverse por la localidad que, hoy por hoy, intenta trazar el fin de los combustibles f?siles es casi obligatorio tirar de gasolina.
Un 's?lvese quien pueda'
Los dinosaurios no son los ?nicos seres que deambulan por esta semana por Sharm el-Sheikh. En estos d?as, en ocasi?n de la cumbre, la ciudad egipcia acoge a multitud diplom?ticos, cient?ficos, activistas y periodistas, as? como otros espec?menes de diferente origen que han viajado desde todos los rincones de mundo para personarse en este evento. Seg?n los primeros balances de la organizaci?n, el encuentro acoger? a casi 34.000 personas. Solo en los primeros d?as, se calcula que el aeropuerto de la ciudad ha recibido miles de vuelos y m?s de 400 jets privados cargados de asistentes al debate sobre el futuro del planeta ahogado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
La primera semana de la cumbre, tal y como relatan los primeros asistentes al evento, ha sido m?s convulsa de lo habitual. Durante los primeros d?as, por ejemplo, los restaurantes y supermercados del recinto que acoge la convenci?n agotaron sus reservas antes de tiempo. No hab?a ni comida ni agua para todos. Y a partir de media tarde, era un s?lvese quien pueda. "Ha sido casi como una simulaci?n sobre c?mo ser?a vivir en un planeta que se calienta r?pidamente y donde escasean los recursos", escribe el cronista Ed King, uno de los referentes informativos de las cumbres del clima.
Tras los primeros siete d?as de negociaciones, Sharm el-Sheikh encara la semana definitiva de este debate. La recta final de unas conversaciones clave pare el futuro del planeta. Durante los pr?ximos d?as, la ciudad egipcia intentar? cerrar un acuerdo sobre cuestiones como, por ejemplo, c?mo acelerar los recortes de gases de efecto invernadero o quién debe pagar la factura de las pérdidas y da?os ya provocados por la crisis clim?tica en los pa?ses m?s empobrecidos del globo. Todas estas discusiones, que podr?an marcar un antes y un después en la lucha contra la crisis clim?tica, solo tienen una semana para concretarse en un algo real. Y deben hacerlo en una ciudad que, hoy por hoy, muestra todas las caras de una distopia clim?tica.
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