الريــم
11-13-2022, 11:00 AM
Un crimen de género. Las violaciones grupales y el posterior asesinato de*M?riam,*To?i*y*Desirée, de los que este domingo se cumplen 30 a?os, supusieron la reinstauraci?n del miedo a través de la violencia sexual sobre el que asienta sus bases el*machismo*y que busca cercenar el avance del feminismo. Las adolescentes de entonces volvieron a escuchar las eternas frases que limitan la libertad de pisar y ocupar los espacios p?blicos. En 1992, faltaban a?os para que los cr?menes contra Desirée, M?riam y To?i recibieran su nombre:*violencia machista.
Cuando el reloj marque esta noche las ocho y veinte, se cumplir?n exactamente treinta a?os del acto criminal que ha marcado a sangre y fuego el imaginario colectivo de todo un pa?s. En ese momento, tres ni?as, vecinas de*Alcàsser,*Desirée Hern?ndez, de 14 a?os,*M?riam Garc?a, de la misma edad, y*To?i G?mez, de 15, subieron a un Opel Corsa de dos desconocidos para apurar los 800 metros que las separaban de la fiesta adolescente que congregaba esa tarde-noche a estudiantes de secundaria de todos los institutos de*l’Horta Sud*en la discoteca*'Coolor', a las afueras de*Picassent.
Ese evento terminaba a las nueve de la noche, iban justas de tiempo y actuaron en la confianza de un uso y costumbre arraigado en los pueblos: hacer dedo para desplazarse de uno a otro. Lo hicieron como lo hab?an hecho antes y como lo hac?an miles de chavales en todas las comarcas valencianas y también en las espa?olas.
En ese peque?o utilitario de color blanco viajaban dos hombres de 26 y 23 a?os, dos delincuentes que, aunque viv?an a apenas siete kil?metros de las tres ni?as, pertenec?an a un mundo que distaba a?os luz del de ellas. La voz cantante la llevaba el mayor,*Antonio Anglés Martins,*un psic?pata mis?gino que hab?a jurado vengarse de todas las mujeres*porque, bajo su visi?n mezquina, culpaba a una de ellas,*Nuria, de haber acabado con sus huesos en prisi?n. En realidad, la joven se hab?a limitado a contar ante un tribunal c?mo la secuestr?, tortur?, maltrat? y llev? al umbral de la muerte durante dos d?as, hasta que fue salvada. Fue condenado a ocho a?os de prisi?n y se prometi? no dejar viva a la siguiente. Y lo cumpli? esa noche de hace 30 a?os con la imprescindible ayuda de su compinche,*Miguel Ricart T?rrega.
To?i, M?riam y Desirée fueron llevadas a golpes a*una caseta inmunda en un paraje perdido de La Romana*(Tous), a doce kil?metros de la primera casa habitada, y all?, a merced de sus secuestradores, fueron torturadas, violadas, humilladas y finalmente asesinadas de un tiro en la cabeza, mientras estaban arrodilladas al pie de una fosa excavada para guardar una moto robada. All? permanecieron enterradas, en mitad de la nada, mientras el pa?s entero las buscaba y ‘ve?a’ en cada rinc?n, a cual m?s dispar, en una b?squeda desesperada alimentada por la incesante presencia de sus caras en los programas de m?xima audiencia de la época, hasta que fueron halladas en la ma?ana del 27 de enero de 1993.
Faltaban cuatro a?os para el asesinato de*Ana Mar?a Orantes,*la mujer granadina cuya muerte dio origen a una revoluci?n social, pero sobre todo, judicial y pol?tica, que dio nombre a lo que les hab?an hecho a M?riam, a To?i y a Desirée:*violencia de género.
El verdugo,*Anglés,*un maltratador de libro con todos sus hermanos y sobre todo con su madre, también lo fue con todas las mujeres con las que mantuvo alg?n tipo de relaci?n. Ricart no le iba a la zaga. Y eligieron a sus v?ctimas en funci?n de su género. Las sometieron a lo que hoy se llama con naturalidad una*violaci?n grupal*y cada una de las torturas ten?a el sello del sometimiento*machista.
Pero nadie le llam? por su nombre entonces. No solo eso, sino que la divulgaci?n casi pornogr?fica de cada detalle de aquella*violencia sexual*y letal supuso la gasolina para reactivar, una vez m?s,*el terror sexual que intenta acorralar el progreso del*feminismo*y la*igualdad. Las que entonces eran ni?as y adolescentes, por boca de sus madres, y ellas mismas, en las décadas siguientes, cuando entraron en el camino de la maternidad, quedaron marcadas por el discurso del miedo que, hoy m?s que nunca, trata de acorralar desde los sectores m?s rancios el avance p?blico de las mujeres.
Estrategia: culpar a las v?ctimas
El fantasma de la culpabilizaci?n de las v?ctimas, por aquel gesto de subirse al coche de dos desconocidos, resurgi? con m?s fuerza que nunca con las frases que toda ni?a, adolescente y joven ha escuchado por boca de sus mayores femeninas:*"Ten cuidado con quién hablas", "no subas con nadie al coche", "no vuelvas sola", "no vayas por calles oscuras"*y as? hasta completar el relato del temor.
Al?cia Villar Aguilés, profesora titular de Sociolog?a de la*Universitat de Valencia*lo describe a la perfecci?n:*"El terror sexual ha operado siempre y seguir? haciéndolo en nuestras sociedades patriarcales. Tenemos muchos ejemplos recientes, pero el*caso Alcàsser*instal? y reforz? la espectacularizaci?n de la*violaci?n*y de la*violencia*contra las mujeres con todos sus detalles y morbosidad, un caso contra mujeres j?venes que han de sentir el terror sexual, que han de disciplinarse en sentir que corren peligro, especialmente en los espacios p?blicos y todav?a m?s en la noche. Es un ejemplo paradigm?tico del poder de lo medi?tico y de c?mo crear espect?culo y de c?mo se traspasan l?mites éticos por la batalla de las audiencias".
"Los mecanismos para disciplinar a las mujeres siguen presentes, por eso*seguimos reivindicando que no queremos ser valientes, sino tener una sociedad segura*para las mujeres", reafirma.
Bego?a Albalat, psic?loga general sanitaria, comparte ese punto de vista y va m?s all?. "Lo peor es la revictimizaci?n, la manera en que la sociedad pone el foco siempre en ellas, en lo que ellas hicieron. Desireé, M?riam y To?i, porque hac?an autostop para ir a una discoteca. La chica de 'la manada', porque bes? a uno de ellos y entr? al portal con ellos antes de la*agresi?n sexual. Cuando una mujer sufre una*agresi?n machista, generalmente lo primero que hace es cuestionarse a s? misma: "No deber?a haber subido a ese coche", "no deber?a haber besado a ese chico", "no deber?a haber ido a su casa". Estos casos son dolorosos y provocan un efecto negativo en el*feminismo*porque hacen da?o a todas esas mujeres, que de hecho son el*feminismo".
La explicaci?n es clara: "Cuanto m?s se enfoca en el peligro que es para las mujeres hacer ciertas cosas o ir a ciertos sitios, m?s se activa esa alarma dentro de cada una de ellas. Adem?s de que volvemos a revictimizar: eres t? como mujer quién debe protegerse y no ir. Y ah? los medios de comunicaci?n tienen mucho papel.*Esa revictimizaci?n muchas veces viene de parte de los medios, no es directa pero se sugiere. Toda la sociedad, todas las personas han de aprender c?mo funciona la violencia machista, c?mo el miedo es una de sus formas de mantenerse y c?mo la respuesta que damos a la frase "creo que me viol?" va a condicionar absolutamente lo que esa mujer haga a partir de ese momento", concluye Bego?a Albalat.
De Alcàsser a 'la manada'
El triple crimen inyect? como pocos el terror sexual en las mujeres,*un miedo que hoy en d?a est? m?s presente que nunca a ra?z de casos como el de*‘la manada’, en los Sanfermines de 2016, el discurso negacionista de la ultraderecha que se jacta de*su defensa del machismo o la oleada de pinchazos del pasado verano con la amenaza de la sumisi?n qu?mica de fondo. "Son fen?menos nuevos y emergentes para reproducir un mensaje antiguo", defiende Alicia Villar, autora del ensayo 'Violaci?n: un fen?meno omnipresente', que gan? el Premio Ferm?n Caballero en 2019, y en el que analiza precisamente esa "omnipresencia de la violaci?n".
La profesora, que*coordin? un trabajo con adolescentes para crear un "mapa del miedo" en*Valencia, expone que el temor que esas chicas expon?an "es real y forma parte de una construcci?n por una sociedad patriarcal que quiere que lo sintamos as? como un sometimiento de poder y estrategia de silenciamiento".
Pero, ?realmente cal? tanto aquel miedo diseminado a partir de los asesinatos de las tres adolescentes? El plano te?rico y experimental de Alicia Villar y el observado a lo largo de a?os de trabajo de Bego?a Albalat con mujeres tratadas en terapia se ven refrendas aqu? por diez testimonios de mujeres de todas las edades que hablan de la huella del*caso Alcàsser*en cada una de ellas.
Martina. 32 a?os
"Ha condicionado a toda mi generaci?n. Era un ejemplo gr?fico de lo que pod?a pasarte"
"Hemos crecido con un miedo absoluto y transversal con el crimen siempre de fondo, como la c?spide de una pir?mide de ‘cosas malas’ que pod?an pasarte. Ese miedo, adem?s de haberlo adquirido a través de las expl?citas noticias de entonces –ten?amos unos 4 ? 5 a?os– también se nos traspas? a través de la preocupaci?n de nuestras madres, con un constante y repetitivo "no te subas en el coche de nadie" o "no te f?es de ning?n chico". A d?a de hoy sigue siendo en mi cabeza un hecho aterrador, un ‘ejemplo’ de las cosas malas que pueden pasarte si conf?as en quien no debes o simplemente cuando un hombre desconocido se acerca a ti. Creo que increment? los miedos b?sicos y ‘normalizados’ de las mujeres por mil".
Violeta. 26 a?os
"El temor que me inculc? mi madre lo he vivido muchas noches en que me he sentido vulnerable"
"El caso Alcàsser me atraves? desde el momento en el que empecé a salir con mis amigas, sobre todo por las noches. En la forma en la que siempre me han advertido de que una chica sola corr?a peligro. "No vayas sola", "m?ndame el n?mero del taxi en el que te subes", "av?same cuando llegues". He crecido con esas premisas que he interiorizado y que practico conmigo, con mis hermanas y con mis amigas pese a que no hab?a nacido cuando ocurri?. Lo hago por una cuesti?n de cuidados. De preocupaci?n. De prevenci?n. Pero también soy consciente de que es muy injusto. El miedo de mi madre porque me pasara lo que a las tres chicas de Alcàsser me lo trasladaba en forma de medidas de seguridad. Avisar, avisar y avisar. Y ese temor lo he vivido muchas noches de mi vida en las que me he visto vulnerable, en las que me he sentido insegura por pensar que cualquier hombre podr?a cogerme, meterme en un coche y que ese ser?a mi ?ltimo destino. Es importante recuperar los espacios p?blicos. Creo que es lo justo. Para todas las mujeres. Para vivir sin miedo".
Pilar. 43 a?os
"El temor a que me pod?a pasar lo mismo no se borra. Y ahora pienso en mi hija y se multiplica"
"Yo ten?a 13 a?os cuando ocurri? el crimen de Alcàsser y lo primero que pensé es ‘?solo tienen un a?o o dos m?s que yo y les dejan ir a una discoteca solas por la carretera?’. Crec? en una familia conservadora, de esas que piensan que no hay que salir de fiesta hasta los 18 ocupando tengas novio’. Enseguida mis amigas empezaron a hablar de los detalles escabrosos propios de la rumorolog?a. Era la conversaci?n del colegio de esos d?as, siempre a escondidas. Pero sobre todo, lo que m?s recuerdo es el miedo que sent? cuando me dijeron que Ricart estaba detenido en el cuartel de Patraix, a escasos 200 metros de mi casa. A?n cuatro a?os después del suceso, mi hermana celebr? el convite de su boda en un sal?n en Catarroja, frente a la casa de los Anglés, y mis primos dec?an ‘corre, corre, entra deprisa que ah? viven los de las ni?as de Alcàsser’. El miedo a que me pod?a pasar lo mismo ese no se borra. Y ahora pienso en mi hija, que justo tiene 13 a?os, y se multiplica".
Isabel. 36 a?os
"Recuerdo el momento en que ese miedo se col? en mi interior"
"Ten?a 16 a?os e iba al instituto de Torrent. Con mis amigas sol?amos acudir a las discotecas de l’Horta y de otras comarcas cercanas, en autobuses que facilitaban los propios locales. Ir juntas, en manada, con las amigas, siempre nos hab?a hecho sentir seguras, protegidas dentro de la tribu. En equipo nada malo nos pod?a pasar. Pero llego la desaparici?n de las tres chicas de Alcàsser. Tres. Y ah? recuerdo que sent? que fuera hab?a un mal mayor, m?s fuerte, imbatible, que te llevaba –nos llevaba por delante– en un instante. Recuerdo que una tarde-noche de ese invierno volv?amos de una excursi?n del instituto al teatro y al bajar todos en la avenida de Torrent me fui sola hasta mi casa. Era de noche y pensé ‘?y si los de Alcàsser est?n por aqu??’. Recuerdo el sitio y el momento en que ese miedo se col?. Y también cuando TVE inform? de que las hab?an encontrado muertas. Algo indefinible se rompe en tu interior. Quiz?s la esperanza de vivir en paz siempre".
Laura. 43 a?os
"Tres décadas después, le digo la misma frase a mi hija, y me suena tan familiar que duele"
"La tagedia de Alcàsser sigue grabada en mi memoria. Recuerdo que me recorri? un escalofr?o que sigui? los posteriores d?as, semanas y meses. Aquellos escenarios del horror me resultaban tan familiares, aquellas carreteras, aquellos parajes. El miedo fue un sentimiento colectivo. El p?nico a salir por la noche sola. La desconfianza m?s absoluta. ‘No te fies de ning?, filla, no pujes a cap cotxe’. En aquel tiempo, que no era este, y en un pueblo ni grande ni peque?o, aquella frase resonaba en cada casa. En cada familia. Tal vez para no volver a esas noches oscuras no he visto documentales posteriores, ni siquiera las noticias que de forma recurrente aparecen sobre el tema. Treinta a?os después de aquello estoy situada en la otra frontera, la de madre. Intento educar a mi hija desde la libertad que nos hemos ganado, y merecemos, a salir sin miedo. De d?a o de noche, pero la desconfianza, el recuerdo de aquel impacto sigue ah? como un resorte. No consigo superarlo, igual es el peso de una educaci?n de otro tiempo. Cambio el discurso, le reafirmo su derecho a vivir la vida, y acabo introduciendo siempre un pero, el eterno pero que anhelo enterrar y que sigue ah?. ‘Passa-ho bé, filla, per? no te fies i no tornes sola’. Tres décadas después, la frase me suena tan tristemente familiar que duele".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sucesos/caso-alcasser-monstruo-reavivo-terror-78496051)
Cuando el reloj marque esta noche las ocho y veinte, se cumplir?n exactamente treinta a?os del acto criminal que ha marcado a sangre y fuego el imaginario colectivo de todo un pa?s. En ese momento, tres ni?as, vecinas de*Alcàsser,*Desirée Hern?ndez, de 14 a?os,*M?riam Garc?a, de la misma edad, y*To?i G?mez, de 15, subieron a un Opel Corsa de dos desconocidos para apurar los 800 metros que las separaban de la fiesta adolescente que congregaba esa tarde-noche a estudiantes de secundaria de todos los institutos de*l’Horta Sud*en la discoteca*'Coolor', a las afueras de*Picassent.
Ese evento terminaba a las nueve de la noche, iban justas de tiempo y actuaron en la confianza de un uso y costumbre arraigado en los pueblos: hacer dedo para desplazarse de uno a otro. Lo hicieron como lo hab?an hecho antes y como lo hac?an miles de chavales en todas las comarcas valencianas y también en las espa?olas.
En ese peque?o utilitario de color blanco viajaban dos hombres de 26 y 23 a?os, dos delincuentes que, aunque viv?an a apenas siete kil?metros de las tres ni?as, pertenec?an a un mundo que distaba a?os luz del de ellas. La voz cantante la llevaba el mayor,*Antonio Anglés Martins,*un psic?pata mis?gino que hab?a jurado vengarse de todas las mujeres*porque, bajo su visi?n mezquina, culpaba a una de ellas,*Nuria, de haber acabado con sus huesos en prisi?n. En realidad, la joven se hab?a limitado a contar ante un tribunal c?mo la secuestr?, tortur?, maltrat? y llev? al umbral de la muerte durante dos d?as, hasta que fue salvada. Fue condenado a ocho a?os de prisi?n y se prometi? no dejar viva a la siguiente. Y lo cumpli? esa noche de hace 30 a?os con la imprescindible ayuda de su compinche,*Miguel Ricart T?rrega.
To?i, M?riam y Desirée fueron llevadas a golpes a*una caseta inmunda en un paraje perdido de La Romana*(Tous), a doce kil?metros de la primera casa habitada, y all?, a merced de sus secuestradores, fueron torturadas, violadas, humilladas y finalmente asesinadas de un tiro en la cabeza, mientras estaban arrodilladas al pie de una fosa excavada para guardar una moto robada. All? permanecieron enterradas, en mitad de la nada, mientras el pa?s entero las buscaba y ‘ve?a’ en cada rinc?n, a cual m?s dispar, en una b?squeda desesperada alimentada por la incesante presencia de sus caras en los programas de m?xima audiencia de la época, hasta que fueron halladas en la ma?ana del 27 de enero de 1993.
Faltaban cuatro a?os para el asesinato de*Ana Mar?a Orantes,*la mujer granadina cuya muerte dio origen a una revoluci?n social, pero sobre todo, judicial y pol?tica, que dio nombre a lo que les hab?an hecho a M?riam, a To?i y a Desirée:*violencia de género.
El verdugo,*Anglés,*un maltratador de libro con todos sus hermanos y sobre todo con su madre, también lo fue con todas las mujeres con las que mantuvo alg?n tipo de relaci?n. Ricart no le iba a la zaga. Y eligieron a sus v?ctimas en funci?n de su género. Las sometieron a lo que hoy se llama con naturalidad una*violaci?n grupal*y cada una de las torturas ten?a el sello del sometimiento*machista.
Pero nadie le llam? por su nombre entonces. No solo eso, sino que la divulgaci?n casi pornogr?fica de cada detalle de aquella*violencia sexual*y letal supuso la gasolina para reactivar, una vez m?s,*el terror sexual que intenta acorralar el progreso del*feminismo*y la*igualdad. Las que entonces eran ni?as y adolescentes, por boca de sus madres, y ellas mismas, en las décadas siguientes, cuando entraron en el camino de la maternidad, quedaron marcadas por el discurso del miedo que, hoy m?s que nunca, trata de acorralar desde los sectores m?s rancios el avance p?blico de las mujeres.
Estrategia: culpar a las v?ctimas
El fantasma de la culpabilizaci?n de las v?ctimas, por aquel gesto de subirse al coche de dos desconocidos, resurgi? con m?s fuerza que nunca con las frases que toda ni?a, adolescente y joven ha escuchado por boca de sus mayores femeninas:*"Ten cuidado con quién hablas", "no subas con nadie al coche", "no vuelvas sola", "no vayas por calles oscuras"*y as? hasta completar el relato del temor.
Al?cia Villar Aguilés, profesora titular de Sociolog?a de la*Universitat de Valencia*lo describe a la perfecci?n:*"El terror sexual ha operado siempre y seguir? haciéndolo en nuestras sociedades patriarcales. Tenemos muchos ejemplos recientes, pero el*caso Alcàsser*instal? y reforz? la espectacularizaci?n de la*violaci?n*y de la*violencia*contra las mujeres con todos sus detalles y morbosidad, un caso contra mujeres j?venes que han de sentir el terror sexual, que han de disciplinarse en sentir que corren peligro, especialmente en los espacios p?blicos y todav?a m?s en la noche. Es un ejemplo paradigm?tico del poder de lo medi?tico y de c?mo crear espect?culo y de c?mo se traspasan l?mites éticos por la batalla de las audiencias".
"Los mecanismos para disciplinar a las mujeres siguen presentes, por eso*seguimos reivindicando que no queremos ser valientes, sino tener una sociedad segura*para las mujeres", reafirma.
Bego?a Albalat, psic?loga general sanitaria, comparte ese punto de vista y va m?s all?. "Lo peor es la revictimizaci?n, la manera en que la sociedad pone el foco siempre en ellas, en lo que ellas hicieron. Desireé, M?riam y To?i, porque hac?an autostop para ir a una discoteca. La chica de 'la manada', porque bes? a uno de ellos y entr? al portal con ellos antes de la*agresi?n sexual. Cuando una mujer sufre una*agresi?n machista, generalmente lo primero que hace es cuestionarse a s? misma: "No deber?a haber subido a ese coche", "no deber?a haber besado a ese chico", "no deber?a haber ido a su casa". Estos casos son dolorosos y provocan un efecto negativo en el*feminismo*porque hacen da?o a todas esas mujeres, que de hecho son el*feminismo".
La explicaci?n es clara: "Cuanto m?s se enfoca en el peligro que es para las mujeres hacer ciertas cosas o ir a ciertos sitios, m?s se activa esa alarma dentro de cada una de ellas. Adem?s de que volvemos a revictimizar: eres t? como mujer quién debe protegerse y no ir. Y ah? los medios de comunicaci?n tienen mucho papel.*Esa revictimizaci?n muchas veces viene de parte de los medios, no es directa pero se sugiere. Toda la sociedad, todas las personas han de aprender c?mo funciona la violencia machista, c?mo el miedo es una de sus formas de mantenerse y c?mo la respuesta que damos a la frase "creo que me viol?" va a condicionar absolutamente lo que esa mujer haga a partir de ese momento", concluye Bego?a Albalat.
De Alcàsser a 'la manada'
El triple crimen inyect? como pocos el terror sexual en las mujeres,*un miedo que hoy en d?a est? m?s presente que nunca a ra?z de casos como el de*‘la manada’, en los Sanfermines de 2016, el discurso negacionista de la ultraderecha que se jacta de*su defensa del machismo o la oleada de pinchazos del pasado verano con la amenaza de la sumisi?n qu?mica de fondo. "Son fen?menos nuevos y emergentes para reproducir un mensaje antiguo", defiende Alicia Villar, autora del ensayo 'Violaci?n: un fen?meno omnipresente', que gan? el Premio Ferm?n Caballero en 2019, y en el que analiza precisamente esa "omnipresencia de la violaci?n".
La profesora, que*coordin? un trabajo con adolescentes para crear un "mapa del miedo" en*Valencia, expone que el temor que esas chicas expon?an "es real y forma parte de una construcci?n por una sociedad patriarcal que quiere que lo sintamos as? como un sometimiento de poder y estrategia de silenciamiento".
Pero, ?realmente cal? tanto aquel miedo diseminado a partir de los asesinatos de las tres adolescentes? El plano te?rico y experimental de Alicia Villar y el observado a lo largo de a?os de trabajo de Bego?a Albalat con mujeres tratadas en terapia se ven refrendas aqu? por diez testimonios de mujeres de todas las edades que hablan de la huella del*caso Alcàsser*en cada una de ellas.
Martina. 32 a?os
"Ha condicionado a toda mi generaci?n. Era un ejemplo gr?fico de lo que pod?a pasarte"
"Hemos crecido con un miedo absoluto y transversal con el crimen siempre de fondo, como la c?spide de una pir?mide de ‘cosas malas’ que pod?an pasarte. Ese miedo, adem?s de haberlo adquirido a través de las expl?citas noticias de entonces –ten?amos unos 4 ? 5 a?os– también se nos traspas? a través de la preocupaci?n de nuestras madres, con un constante y repetitivo "no te subas en el coche de nadie" o "no te f?es de ning?n chico". A d?a de hoy sigue siendo en mi cabeza un hecho aterrador, un ‘ejemplo’ de las cosas malas que pueden pasarte si conf?as en quien no debes o simplemente cuando un hombre desconocido se acerca a ti. Creo que increment? los miedos b?sicos y ‘normalizados’ de las mujeres por mil".
Violeta. 26 a?os
"El temor que me inculc? mi madre lo he vivido muchas noches en que me he sentido vulnerable"
"El caso Alcàsser me atraves? desde el momento en el que empecé a salir con mis amigas, sobre todo por las noches. En la forma en la que siempre me han advertido de que una chica sola corr?a peligro. "No vayas sola", "m?ndame el n?mero del taxi en el que te subes", "av?same cuando llegues". He crecido con esas premisas que he interiorizado y que practico conmigo, con mis hermanas y con mis amigas pese a que no hab?a nacido cuando ocurri?. Lo hago por una cuesti?n de cuidados. De preocupaci?n. De prevenci?n. Pero también soy consciente de que es muy injusto. El miedo de mi madre porque me pasara lo que a las tres chicas de Alcàsser me lo trasladaba en forma de medidas de seguridad. Avisar, avisar y avisar. Y ese temor lo he vivido muchas noches de mi vida en las que me he visto vulnerable, en las que me he sentido insegura por pensar que cualquier hombre podr?a cogerme, meterme en un coche y que ese ser?a mi ?ltimo destino. Es importante recuperar los espacios p?blicos. Creo que es lo justo. Para todas las mujeres. Para vivir sin miedo".
Pilar. 43 a?os
"El temor a que me pod?a pasar lo mismo no se borra. Y ahora pienso en mi hija y se multiplica"
"Yo ten?a 13 a?os cuando ocurri? el crimen de Alcàsser y lo primero que pensé es ‘?solo tienen un a?o o dos m?s que yo y les dejan ir a una discoteca solas por la carretera?’. Crec? en una familia conservadora, de esas que piensan que no hay que salir de fiesta hasta los 18 ocupando tengas novio’. Enseguida mis amigas empezaron a hablar de los detalles escabrosos propios de la rumorolog?a. Era la conversaci?n del colegio de esos d?as, siempre a escondidas. Pero sobre todo, lo que m?s recuerdo es el miedo que sent? cuando me dijeron que Ricart estaba detenido en el cuartel de Patraix, a escasos 200 metros de mi casa. A?n cuatro a?os después del suceso, mi hermana celebr? el convite de su boda en un sal?n en Catarroja, frente a la casa de los Anglés, y mis primos dec?an ‘corre, corre, entra deprisa que ah? viven los de las ni?as de Alcàsser’. El miedo a que me pod?a pasar lo mismo ese no se borra. Y ahora pienso en mi hija, que justo tiene 13 a?os, y se multiplica".
Isabel. 36 a?os
"Recuerdo el momento en que ese miedo se col? en mi interior"
"Ten?a 16 a?os e iba al instituto de Torrent. Con mis amigas sol?amos acudir a las discotecas de l’Horta y de otras comarcas cercanas, en autobuses que facilitaban los propios locales. Ir juntas, en manada, con las amigas, siempre nos hab?a hecho sentir seguras, protegidas dentro de la tribu. En equipo nada malo nos pod?a pasar. Pero llego la desaparici?n de las tres chicas de Alcàsser. Tres. Y ah? recuerdo que sent? que fuera hab?a un mal mayor, m?s fuerte, imbatible, que te llevaba –nos llevaba por delante– en un instante. Recuerdo que una tarde-noche de ese invierno volv?amos de una excursi?n del instituto al teatro y al bajar todos en la avenida de Torrent me fui sola hasta mi casa. Era de noche y pensé ‘?y si los de Alcàsser est?n por aqu??’. Recuerdo el sitio y el momento en que ese miedo se col?. Y también cuando TVE inform? de que las hab?an encontrado muertas. Algo indefinible se rompe en tu interior. Quiz?s la esperanza de vivir en paz siempre".
Laura. 43 a?os
"Tres décadas después, le digo la misma frase a mi hija, y me suena tan familiar que duele"
"La tagedia de Alcàsser sigue grabada en mi memoria. Recuerdo que me recorri? un escalofr?o que sigui? los posteriores d?as, semanas y meses. Aquellos escenarios del horror me resultaban tan familiares, aquellas carreteras, aquellos parajes. El miedo fue un sentimiento colectivo. El p?nico a salir por la noche sola. La desconfianza m?s absoluta. ‘No te fies de ning?, filla, no pujes a cap cotxe’. En aquel tiempo, que no era este, y en un pueblo ni grande ni peque?o, aquella frase resonaba en cada casa. En cada familia. Tal vez para no volver a esas noches oscuras no he visto documentales posteriores, ni siquiera las noticias que de forma recurrente aparecen sobre el tema. Treinta a?os después de aquello estoy situada en la otra frontera, la de madre. Intento educar a mi hija desde la libertad que nos hemos ganado, y merecemos, a salir sin miedo. De d?a o de noche, pero la desconfianza, el recuerdo de aquel impacto sigue ah? como un resorte. No consigo superarlo, igual es el peso de una educaci?n de otro tiempo. Cambio el discurso, le reafirmo su derecho a vivir la vida, y acabo introduciendo siempre un pero, el eterno pero que anhelo enterrar y que sigue ah?. ‘Passa-ho bé, filla, per? no te fies i no tornes sola’. Tres décadas después, la frase me suena tan tristemente familiar que duele".
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