الريــم
11-12-2022, 09:22 PM
Antes de que la Ruta del Bakalao saltara a las p?ginas de sucesos, fue pura vanguardia musical a escala europea, asociando las nov?simas tendencias de los 80 (pospunk, rock g?tico, synth-pop, New Romantics) a la ciudad de Valencia y a los clubs que salpicaban la carretera de El Saler. Una efervescencia que, pasadas tres décadas de su fundido, est? en el trasfondo de las im?genes de caos viario, techno de garraf?n y titulares escabrosos que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en la también conocida como Ruta Destroy.
Hac?a ah? apunta la tesis de ‘La Ruta’, la serie de Atresplayer Premium, y eso es lo que llevan a?os sosteniendo, contra viento y marea, quienes defienden el valor cultural del fen?meno m?s all? de su folclorizaci?n. “Ahora ya hay suficiente perspectiva hist?rica para entender lo que fue”, medita Luis Costa, autor del libro ‘?Bacalao! Historia oral de la m?sica de baile en Valencia, 1980-1995’ (Ed. Contra), que sit?a las ra?ces de todo ello en la Transici?n, “cuando lleg? la modernidad y se produjo una ebullici?n cultural y social”.
Un laboratorio europeo
En los 70, algunas discotecas valencianas fogueaban las audacias de Neu! y Kraftwerk. Y en los primeros 80, Joy Division, Bauhaus, The Human League… La ciudad acogi? conciertos tempraneros de Soft Cell y Depeche Mode. “Valencia siempre ha sido muy electr?nica, y sellos como Virgin se fijaban en lo que se pinchaba aqu? para promocionarlo en toda Europa”, afirma Fran Lenaers, ‘dj’ residente entre 1984 y 1988 de Spook Factory, “el primer gran ‘after’ de Espa?a”. Lenaers, consultado por los realizadores de ‘La Ruta’, pod?a pinchar hasta 16 horas seguidas. Hab?a p?blico y agitaci?n. Y bandas. “Betty Troupe, Video o Glamour, cuyo teclista (José Luis Mac?as) hab?a sido mi compa?ero de pupitre en la escuela”.
?Pero qué ocurri? para que esa pulsi?n vanguardista derivara en el brutalismo ‘makinero’, con himnos como ‘As? me gusta a m?’, de Chimo Bayo? Hacia 1990, la m?sica se fue oscureciendo “y tendi? a la electr?nica dura, en l?nea con el techno europeo”, observa Fran Lenaers, con ascendiente belga y acceso a vinilos de Front 242. Cambiaron los narc?ticos: de la mescalina al ‘speed’ (la droga punk), la coca?na y el éxtasis. Y los medios de comunicaci?n generalistas repararon en el desvar?o que envolv?a los fines de semana valencianos.
El Instagram de la época
Se acercaban los fastos del 92. “Y no quedaba bonito que el mundo descubriera que los valencianos éramos unos degenerados”, interpreta Fran Lenaers. Los accidentes mortales en la carretera, parejos a los registros exprés (la Ley Corcuera) enrarecieron la opini?n p?blica. La revista ‘Primera L?nea’ fue pionera en destapar todo aquello al ciudadano medio. “Y luego, la televisi?n basura practic? el terrorismo informativo y cre? p?nico social”, estima Luis Costa. El crimen de Alcàsser, en que las tres adolescentes asesinadas hab?an sido secuestradas cuando iban a una discoteca, contribuy? a demonizar la noche valenciana. Ya entonces, el bacalao, con ce (“de ‘vaya bacalao’, aplicable a la t?a buena y al disco bueno”), hab?a dado paso a la etiqueta m?s ordinaria, con ka, discutida todav?a.
De la eclosi?n de aquel itinerario de clubs (a?adamos Barraca, Espiral, Chocolate o ACTV) queda el reflejo de un mundo perdido, en cuya base estuvieron la inquietud musical y la pura exaltaci?n de la fiesta. “En las discotecas, solo el 10% ven?a a ligar”, levanta acta Fran Lenaers. “El 90% iba a o?r m?sica, bailar y divertirse. A interactuar. Fue el Instagram de la época”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/ruta-bakalao-vanguardia-cultural-aquelarre-78480506)
Hac?a ah? apunta la tesis de ‘La Ruta’, la serie de Atresplayer Premium, y eso es lo que llevan a?os sosteniendo, contra viento y marea, quienes defienden el valor cultural del fen?meno m?s all? de su folclorizaci?n. “Ahora ya hay suficiente perspectiva hist?rica para entender lo que fue”, medita Luis Costa, autor del libro ‘?Bacalao! Historia oral de la m?sica de baile en Valencia, 1980-1995’ (Ed. Contra), que sit?a las ra?ces de todo ello en la Transici?n, “cuando lleg? la modernidad y se produjo una ebullici?n cultural y social”.
Un laboratorio europeo
En los 70, algunas discotecas valencianas fogueaban las audacias de Neu! y Kraftwerk. Y en los primeros 80, Joy Division, Bauhaus, The Human League… La ciudad acogi? conciertos tempraneros de Soft Cell y Depeche Mode. “Valencia siempre ha sido muy electr?nica, y sellos como Virgin se fijaban en lo que se pinchaba aqu? para promocionarlo en toda Europa”, afirma Fran Lenaers, ‘dj’ residente entre 1984 y 1988 de Spook Factory, “el primer gran ‘after’ de Espa?a”. Lenaers, consultado por los realizadores de ‘La Ruta’, pod?a pinchar hasta 16 horas seguidas. Hab?a p?blico y agitaci?n. Y bandas. “Betty Troupe, Video o Glamour, cuyo teclista (José Luis Mac?as) hab?a sido mi compa?ero de pupitre en la escuela”.
?Pero qué ocurri? para que esa pulsi?n vanguardista derivara en el brutalismo ‘makinero’, con himnos como ‘As? me gusta a m?’, de Chimo Bayo? Hacia 1990, la m?sica se fue oscureciendo “y tendi? a la electr?nica dura, en l?nea con el techno europeo”, observa Fran Lenaers, con ascendiente belga y acceso a vinilos de Front 242. Cambiaron los narc?ticos: de la mescalina al ‘speed’ (la droga punk), la coca?na y el éxtasis. Y los medios de comunicaci?n generalistas repararon en el desvar?o que envolv?a los fines de semana valencianos.
El Instagram de la época
Se acercaban los fastos del 92. “Y no quedaba bonito que el mundo descubriera que los valencianos éramos unos degenerados”, interpreta Fran Lenaers. Los accidentes mortales en la carretera, parejos a los registros exprés (la Ley Corcuera) enrarecieron la opini?n p?blica. La revista ‘Primera L?nea’ fue pionera en destapar todo aquello al ciudadano medio. “Y luego, la televisi?n basura practic? el terrorismo informativo y cre? p?nico social”, estima Luis Costa. El crimen de Alcàsser, en que las tres adolescentes asesinadas hab?an sido secuestradas cuando iban a una discoteca, contribuy? a demonizar la noche valenciana. Ya entonces, el bacalao, con ce (“de ‘vaya bacalao’, aplicable a la t?a buena y al disco bueno”), hab?a dado paso a la etiqueta m?s ordinaria, con ka, discutida todav?a.
De la eclosi?n de aquel itinerario de clubs (a?adamos Barraca, Espiral, Chocolate o ACTV) queda el reflejo de un mundo perdido, en cuya base estuvieron la inquietud musical y la pura exaltaci?n de la fiesta. “En las discotecas, solo el 10% ven?a a ligar”, levanta acta Fran Lenaers. “El 90% iba a o?r m?sica, bailar y divertirse. A interactuar. Fue el Instagram de la época”.
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