الريــم
11-12-2022, 07:07 PM
Es tan fecunda y burbujeante la ?ltima literatura argentina que resulta muy complicado estar al d?a de todas sus publicaciones desde este lado del charco. Hasta aqu? van llegando m?s o menos regularmente autores j?venes -especialmente ellas-, a la vez que se nos revelan tremendas injusticias, como el hecho de que un veterano como Daniel Guebel, con una treintena de libros en su haber y una obra maestra como ‘El absoluto’, que Random House public? en Espa?a en el 2017, tuviera aqu? una excelente respuesta cr?tica pero no, ?ay!, las ventas y los lectores que merecer?a. Guebel (65 a?os) es un narrador de raza de la estirpe de Sheherezade.
De hecho, ‘Las mil y una noches’ es una de las grandes referencias de una obra construida por el mero placer de contar historias que se entrelazan, se multiplican y se escapan en alegre digresi?n. En su trayectoria, el lector puede encontrarse una novela cervantina (‘Carrera y Fracassi’), libros de autoficci?n (‘El hijo jud?o’, que ha sacado De Conatus), juego de experimentaci?n (‘El Caso Voynich’, sobre el misterioso manuscrito) y la ya mencionada ‘El absoluto’, un proyecto enorme y extravagante sobre la genialidad en forma de saga familiar.
Ahora, en la l?nea ambiciosa de aquel libro inacabarcable aparece ‘Un crimen japonés’ (Random House), una historia de samur?is en el siglo XIV con aires de ‘thriller’, que bien podr?a ser la reescritura de ‘Hamlet’. El protagonista es el hijo de un se?or de la guerra en busca de venganza, tras el asesinato del padre por una banda de guerreros enmascarados y la violaci?n de la madre.
Kurosawa, Tanizaki y un arte er?tico
De visita en Barcelona, el autor, tan expansivo e ir?nico como su literatura, explica la trastienda de una novela que aunque lo parezca no encierra un saber erudito sobre el Jap?n medieval. “Buena parte de la documentaci?n la he encontrado en internet. Wikipedia es maravillosa porque ofrece mucha informaci?n y a la vez presenta muchas lagunas y eso es magn?fico para un escritor porque le permite inventar”.
Trat?ndose de un argentino, jud?o por m?s se?as, no es extra?o que se traslade a la infancia para intentar establecer su psicoanal?tico v?nculo original con Oriente. Cuenta, claro est?, una historia seminal: “Yo era el rey de la casa, el primogénito de mi generaci?n, as? que cuando naci? mi hermana me negué a comer. El pediatra me recet? una cucharadita de miel al d?a pero pasaron cinco y yo ya no pod?a m?s. Por suerte, mi abuela vino en mi ayuda con una sopa de arroz, que naturalmente devoré. En el suelo del plato apareci? la imagen de un japonés junto a una dama oriental con sombrilla y de ah? el deslumbramiento”.
Esa imagen, junto a las pel?culas de Kurosawa y los retorcidos relatos de Junichiro Tanizaki, que devor? en su adolescencia, completaron la querencia oriental. Mucho m?s tarde lleg? la informaci?n sobre el shibari, un sistema de ‘bondage’, de atadura er?tica, que los japoneses han elevado a la categor?a de arte. “Es una técnica que nace en el Jap?n medieval originalmente empleada para marcar a los enemigos capturados en combate gracias a un modo de atadura particular que con el tiempo se traslada al terreno er?tico”, explica. Igualmente recomienda no ver las pel?culas de shibari que circulan por internet: “Me parecen terriblemente aburridas”.
F?bula pol?tica
En ‘Un crimen japonés’ se mezcla todo eso con una lectura que quiz? no resulte tan evidente y es la mirada pol?tica. Algo que la equipara a la celebrada ‘Nuestra parte de noche’ de Mariana Enriquez. Ambas novelas, una de terror otra hist?rica, encierran un reflejo de la historia reciente del pa?s: “No fui consciente de eso mientras escrib?a y quiz? sin saberlo era una manera de contentar a todos aquellos que dicen: ?por qué se va tan lejos Guebel y no habla de Argentina? No hay mucha distancia entre los samur?is enmascarados que esparcen los restos de su v?ctima y los paramilitares sin se?as de identidad que entraban por la noche en las casas, secuestraban y no permit?an que la gente hiciera el duelo”. Guebel evoca a Videla, cuando alguien por primera vez se atrevi? a preguntarle por los ‘desaparecidos’. "Contest?, los desaparecidos no est?n, no son, no son nada. Tremendo".
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/daniel-guebel-escritor-argentino-estirpe-78475557)
De hecho, ‘Las mil y una noches’ es una de las grandes referencias de una obra construida por el mero placer de contar historias que se entrelazan, se multiplican y se escapan en alegre digresi?n. En su trayectoria, el lector puede encontrarse una novela cervantina (‘Carrera y Fracassi’), libros de autoficci?n (‘El hijo jud?o’, que ha sacado De Conatus), juego de experimentaci?n (‘El Caso Voynich’, sobre el misterioso manuscrito) y la ya mencionada ‘El absoluto’, un proyecto enorme y extravagante sobre la genialidad en forma de saga familiar.
Ahora, en la l?nea ambiciosa de aquel libro inacabarcable aparece ‘Un crimen japonés’ (Random House), una historia de samur?is en el siglo XIV con aires de ‘thriller’, que bien podr?a ser la reescritura de ‘Hamlet’. El protagonista es el hijo de un se?or de la guerra en busca de venganza, tras el asesinato del padre por una banda de guerreros enmascarados y la violaci?n de la madre.
Kurosawa, Tanizaki y un arte er?tico
De visita en Barcelona, el autor, tan expansivo e ir?nico como su literatura, explica la trastienda de una novela que aunque lo parezca no encierra un saber erudito sobre el Jap?n medieval. “Buena parte de la documentaci?n la he encontrado en internet. Wikipedia es maravillosa porque ofrece mucha informaci?n y a la vez presenta muchas lagunas y eso es magn?fico para un escritor porque le permite inventar”.
Trat?ndose de un argentino, jud?o por m?s se?as, no es extra?o que se traslade a la infancia para intentar establecer su psicoanal?tico v?nculo original con Oriente. Cuenta, claro est?, una historia seminal: “Yo era el rey de la casa, el primogénito de mi generaci?n, as? que cuando naci? mi hermana me negué a comer. El pediatra me recet? una cucharadita de miel al d?a pero pasaron cinco y yo ya no pod?a m?s. Por suerte, mi abuela vino en mi ayuda con una sopa de arroz, que naturalmente devoré. En el suelo del plato apareci? la imagen de un japonés junto a una dama oriental con sombrilla y de ah? el deslumbramiento”.
Esa imagen, junto a las pel?culas de Kurosawa y los retorcidos relatos de Junichiro Tanizaki, que devor? en su adolescencia, completaron la querencia oriental. Mucho m?s tarde lleg? la informaci?n sobre el shibari, un sistema de ‘bondage’, de atadura er?tica, que los japoneses han elevado a la categor?a de arte. “Es una técnica que nace en el Jap?n medieval originalmente empleada para marcar a los enemigos capturados en combate gracias a un modo de atadura particular que con el tiempo se traslada al terreno er?tico”, explica. Igualmente recomienda no ver las pel?culas de shibari que circulan por internet: “Me parecen terriblemente aburridas”.
F?bula pol?tica
En ‘Un crimen japonés’ se mezcla todo eso con una lectura que quiz? no resulte tan evidente y es la mirada pol?tica. Algo que la equipara a la celebrada ‘Nuestra parte de noche’ de Mariana Enriquez. Ambas novelas, una de terror otra hist?rica, encierran un reflejo de la historia reciente del pa?s: “No fui consciente de eso mientras escrib?a y quiz? sin saberlo era una manera de contentar a todos aquellos que dicen: ?por qué se va tan lejos Guebel y no habla de Argentina? No hay mucha distancia entre los samur?is enmascarados que esparcen los restos de su v?ctima y los paramilitares sin se?as de identidad que entraban por la noche en las casas, secuestraban y no permit?an que la gente hiciera el duelo”. Guebel evoca a Videla, cuando alguien por primera vez se atrevi? a preguntarle por los ‘desaparecidos’. "Contest?, los desaparecidos no est?n, no son, no son nada. Tremendo".
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