الريــم
11-11-2022, 12:21 PM
"Los primeros 15 d?as, parec?a estar tan normal. Como si nada hubiese ocurrido. Luego, de repente, cuando fue consciente de lo que hab?a pasado, colaps?, se encerr? en s? misma y en su habitaci?n. No se duchaba, no se peinaba, no se vest?a. Dej? de comer y apenas dorm?a. Se despertaba asustada y no pod?a volver a dormirse. Adelgaz? 15 kilos en dos meses. Se qued? en los huesos. Estuvo dos meses con el pelo enmara?ado, sin mirarse siquiera al espejo, hasta que la convenc? para cort?rselo. ‘Me doy asco’, me dec?a (su voz se rompe). Luego, se neg? a volver a clase. Se met?a en la habitaci?n, y ni siquiera me hablaba a m?. No sab?a ni c?mo ayudarla".
Son las consecuencias de haber sufrido una brutal violaci?n en grupo, por parte de cinco desconocidos, en una casa abandonada llena de basura y trastos cuando acabas de cumplir 13 a?os. Pero a?n hay m?s. Mucho m?s. Quien habla es la madre de una de las ni?as de 12 y 13 a?os salvajemente violadas en Burjassot (Valencia) el pasado 16 de mayo.
"Hasta ese momento, mi hija ten?a un buen rendimiento académico. Hizo un muy buen primer trimestre. En el segundo empez? a flojear y el tercer trimestre lo perdi? por completo". Tras la salvaje agresi?n sexual de las dos menores, que Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica, adelant? en exclusiva, lleg? el segundo descenso a los infiernos para las ni?as. La cofundadora de Vox Cristina Segu? difundi? hasta la saciedad en su cuenta de Twitter un v?deo grabado por el entorno de los presuntos agresores a partir de un directo en Instagram en el que hablaban las dos menores y la amiga que propici? la denuncia, difusi?n que en este momento est? bajo investigaci?n de la Fiscal?a de Menores de València.
"Dej? de ir al instituto porque sus compa?eros la vejaban, la insultaban y le hac?an el vac?o cuando se difundi? quién era"
Fue la gota que colm? el vaso de la revictimizaci?n: la imagen de las ni?as se col? en los m?viles de media Espa?a. También en los de los adolescentes del instituto en el que estudiaba Mar?a (nombre obviamente ficticio para preservar su anonimato). "Empez? el ‘bullying’, los insultos y vejaciones de la peor cala?a, dejaron de hablarle, le hac?an el vac?o". La menor se hundi? definitivamente. "Llegaba a casa y se encerraba en su cuarto. Hasta que se neg? a volver a clase. Tuve que ir y contarle a sus profesores lo que estaba pasando para que no le abriesen un expediente por absentismo. La poca autoestima que ten?a se esfum?".
"Salimos del ambiente sucio"
La madre, atormentada, busc? ayuda y, por fortuna, la encontr?. En la oficina de atenci?n a v?ctimas del delito del municipio en el que viv?an, primero, y en los servicios sociales municipales y auton?micos, después.
"Gracias a ellos, nos buscaron un lugar donde vivir y nos ayudaron a empezar de nuevo. Salimos de ese ambiente sucio en el que est?bamos y ella empez? a mejorar un poquito, pero no termina de levantar cabeza".
"La fuerza me la da luchar por salvar a mi hija. No quiero circos, quiero Justicia"
La madre se confiesa desesperada porque no sabe qué m?s hacer para sacar a su hija del agujero emocional en el que sigue inmersa, pero no derrotada. "La fuerza me la da luchar por salvar a mi hija. No quiero circos, quiero Justicia. Y, de momento, no la estamos teniendo. Han pasado seis meses y todo est? parado. Mi hija est? recuperando parte de su vida: est? repitiendo curso, pero ya vuelve a tener los resultados buenos que ten?a antes. Es cierto. También, que vuelve a comer y a dormir, aunque con altibajos. Pero su vida ha sido hecha a?icos: no quiere salir, le est? costando socializar y hacer amigos porque no se f?a ni de su sombra. Ni siquiera puede comentar por qué est? tan triste, porque teme que vuelvan a acosarla y a culparla a ella de lo que pas?, como hicieron sus anteriores compa?eros".
El proceso judicial impide la ayuda psicol?gica
Ese destrozo emocional, presente en todas las v?ctimas de episodios de violencia sexual o de violencia de género, pero sobre todo cuando son menores y el ataque ha sido extremo, solo tiene una v?a de soluci?n: el trabajo terapéutico con especialistas. El apoyo psicol?gico. Mar?a ni siquiera est? teniendo esa oportunidad.
"Por eso he querido romper mi silencio, porque no podemos m?s. La asociaci?n que nos ha acogido y que nos est? arropando, ya tiene buscada esa ayuda, a través del Instituto Espill, con especialistas en abuso sexual, pero mi hija no puede empezar esa terapia porque el proceso judicial lo impide. Desde el Juzgado de Menores se nos ha advertido que, mientras la ni?a no declare en el proceso judicial, si habla con alg?n psic?logo, aunque solo sea para reconducirla en cosas como trabajar su autoestima o ayudarla a recuperar rutinas saludables, sin abordar la violaci?n, considerar?n contaminado el procedimiento judicial. Es una ratonera, porque mientras su rabia y su frustraci?n siguen creciendo", expone la madre.
El oportuno olvido de los PIN
?Y quién est? obstaculizando que declaren? Las defensas de los seis acusados. Al tratarse de v?ctimas menores de edad, esa declaraci?n debe realizarse con unas garant?as determinadas: dentro de la llamada c?mara Gesell, una habitaci?n segura, en la que solo est?n presentes la ni?a y una psic?loga especializada, que le formula las preguntas que lanzan los abogados, la jueza o la fiscal desde el otro lado del espejo para que la v?ctima no se sienta intimidada.
A los retrasos obvios que produce el ingente n?mero de causas con menores v?ctimas de abusos, se le suman las artima?as de las defensas. La primera cita era para el 18 de julio, tres meses después de las agresiones. No se celebr?. Los abogados de los acusados alegaron que la Polic?a Nacional no hab?a aportado el volcado de los teléfonos de los menores, donde hay audios e im?genes. ?Por qué? Porque todos los acusados sufrieron una repentina pérdida de memoria: ninguno recordaba el PIN de su m?vil.
La segunda cita era para el 19 de septiembre. Tampoco se celebr? por el mismo motivo. En ese momento, la Polic?a hab?a logrado acceder a tres de los cinco teléfonos, pero los otros dos se les segu?an resistiendo, as? que fueron enviados a la Comisar?a General de Polic?a Cient?fica, en Madrid, con mejores medios. La jueza ha decidido no volver a citar a las menores para esa primera declaraci?n judicial hasta disponer de todos los contenidos de los m?viles para preservar los derechos de los acusados.
"?Y los de las ni?as? Estamos sufriendo un auténtico maltrato institucional. Eso es lo que sentimos. Nos han dicho que, tal vez, las llamen para primavera. ?Para primavera? ?Un a?o después de las violaciones? ?Cuando la memoria haya borrado lo que sufrieron? Y mientras, tiene que seguir sin ning?n tipo de ayuda psicol?gica, metida en el mismo agujero", reflexiona.
"El da?o ya es irreparable: la que ha tenido que cambiar de pueblo y de vida es ella"
Tras las violaciones y el posterior acoso en el instituto y en las redes sociales a la ni?a, madre e hija cambiaron de pueblo, borraron todos sus perfiles p?blicos en internet y se volvieron invisibles. Una nueva victimizaci?n para la menor. "No es justo. Nos tuvimos que esconder nosotras, es ella la que est? oculta, mientras los que le hicieron esta barbaridad a ella y a la otra ni?a han seguido con sus vidas sin ning?n problema. ?Libertad vigilada? ?De verdad alguien los est? vigilando?", se pregunta esta mujer. "No solo le hicieron un da?o que ya es irreparable, entre otras cosas porque no le permiten que reciba ayuda psicol?gica mientras no declaren ante la jueza, y no lo hacen porque lo est?n obstaculizando, sino que se rieron de ellas en los d?as siguientes, a las puertas del juzgado cuando salieron en libertad, y siguen riéndose en su cara. Y lo est?n haciendo con el permiso de las instituciones. Nuestra vivencia es que ellos gozan de toda la protecci?n y las v?ctimas, de casi ninguna", concluye con amargura la madre.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sucesos/hija-apoyo-psicologico-violacion-grupal-78418758)
Son las consecuencias de haber sufrido una brutal violaci?n en grupo, por parte de cinco desconocidos, en una casa abandonada llena de basura y trastos cuando acabas de cumplir 13 a?os. Pero a?n hay m?s. Mucho m?s. Quien habla es la madre de una de las ni?as de 12 y 13 a?os salvajemente violadas en Burjassot (Valencia) el pasado 16 de mayo.
"Hasta ese momento, mi hija ten?a un buen rendimiento académico. Hizo un muy buen primer trimestre. En el segundo empez? a flojear y el tercer trimestre lo perdi? por completo". Tras la salvaje agresi?n sexual de las dos menores, que Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica, adelant? en exclusiva, lleg? el segundo descenso a los infiernos para las ni?as. La cofundadora de Vox Cristina Segu? difundi? hasta la saciedad en su cuenta de Twitter un v?deo grabado por el entorno de los presuntos agresores a partir de un directo en Instagram en el que hablaban las dos menores y la amiga que propici? la denuncia, difusi?n que en este momento est? bajo investigaci?n de la Fiscal?a de Menores de València.
"Dej? de ir al instituto porque sus compa?eros la vejaban, la insultaban y le hac?an el vac?o cuando se difundi? quién era"
Fue la gota que colm? el vaso de la revictimizaci?n: la imagen de las ni?as se col? en los m?viles de media Espa?a. También en los de los adolescentes del instituto en el que estudiaba Mar?a (nombre obviamente ficticio para preservar su anonimato). "Empez? el ‘bullying’, los insultos y vejaciones de la peor cala?a, dejaron de hablarle, le hac?an el vac?o". La menor se hundi? definitivamente. "Llegaba a casa y se encerraba en su cuarto. Hasta que se neg? a volver a clase. Tuve que ir y contarle a sus profesores lo que estaba pasando para que no le abriesen un expediente por absentismo. La poca autoestima que ten?a se esfum?".
"Salimos del ambiente sucio"
La madre, atormentada, busc? ayuda y, por fortuna, la encontr?. En la oficina de atenci?n a v?ctimas del delito del municipio en el que viv?an, primero, y en los servicios sociales municipales y auton?micos, después.
"Gracias a ellos, nos buscaron un lugar donde vivir y nos ayudaron a empezar de nuevo. Salimos de ese ambiente sucio en el que est?bamos y ella empez? a mejorar un poquito, pero no termina de levantar cabeza".
"La fuerza me la da luchar por salvar a mi hija. No quiero circos, quiero Justicia"
La madre se confiesa desesperada porque no sabe qué m?s hacer para sacar a su hija del agujero emocional en el que sigue inmersa, pero no derrotada. "La fuerza me la da luchar por salvar a mi hija. No quiero circos, quiero Justicia. Y, de momento, no la estamos teniendo. Han pasado seis meses y todo est? parado. Mi hija est? recuperando parte de su vida: est? repitiendo curso, pero ya vuelve a tener los resultados buenos que ten?a antes. Es cierto. También, que vuelve a comer y a dormir, aunque con altibajos. Pero su vida ha sido hecha a?icos: no quiere salir, le est? costando socializar y hacer amigos porque no se f?a ni de su sombra. Ni siquiera puede comentar por qué est? tan triste, porque teme que vuelvan a acosarla y a culparla a ella de lo que pas?, como hicieron sus anteriores compa?eros".
El proceso judicial impide la ayuda psicol?gica
Ese destrozo emocional, presente en todas las v?ctimas de episodios de violencia sexual o de violencia de género, pero sobre todo cuando son menores y el ataque ha sido extremo, solo tiene una v?a de soluci?n: el trabajo terapéutico con especialistas. El apoyo psicol?gico. Mar?a ni siquiera est? teniendo esa oportunidad.
"Por eso he querido romper mi silencio, porque no podemos m?s. La asociaci?n que nos ha acogido y que nos est? arropando, ya tiene buscada esa ayuda, a través del Instituto Espill, con especialistas en abuso sexual, pero mi hija no puede empezar esa terapia porque el proceso judicial lo impide. Desde el Juzgado de Menores se nos ha advertido que, mientras la ni?a no declare en el proceso judicial, si habla con alg?n psic?logo, aunque solo sea para reconducirla en cosas como trabajar su autoestima o ayudarla a recuperar rutinas saludables, sin abordar la violaci?n, considerar?n contaminado el procedimiento judicial. Es una ratonera, porque mientras su rabia y su frustraci?n siguen creciendo", expone la madre.
El oportuno olvido de los PIN
?Y quién est? obstaculizando que declaren? Las defensas de los seis acusados. Al tratarse de v?ctimas menores de edad, esa declaraci?n debe realizarse con unas garant?as determinadas: dentro de la llamada c?mara Gesell, una habitaci?n segura, en la que solo est?n presentes la ni?a y una psic?loga especializada, que le formula las preguntas que lanzan los abogados, la jueza o la fiscal desde el otro lado del espejo para que la v?ctima no se sienta intimidada.
A los retrasos obvios que produce el ingente n?mero de causas con menores v?ctimas de abusos, se le suman las artima?as de las defensas. La primera cita era para el 18 de julio, tres meses después de las agresiones. No se celebr?. Los abogados de los acusados alegaron que la Polic?a Nacional no hab?a aportado el volcado de los teléfonos de los menores, donde hay audios e im?genes. ?Por qué? Porque todos los acusados sufrieron una repentina pérdida de memoria: ninguno recordaba el PIN de su m?vil.
La segunda cita era para el 19 de septiembre. Tampoco se celebr? por el mismo motivo. En ese momento, la Polic?a hab?a logrado acceder a tres de los cinco teléfonos, pero los otros dos se les segu?an resistiendo, as? que fueron enviados a la Comisar?a General de Polic?a Cient?fica, en Madrid, con mejores medios. La jueza ha decidido no volver a citar a las menores para esa primera declaraci?n judicial hasta disponer de todos los contenidos de los m?viles para preservar los derechos de los acusados.
"?Y los de las ni?as? Estamos sufriendo un auténtico maltrato institucional. Eso es lo que sentimos. Nos han dicho que, tal vez, las llamen para primavera. ?Para primavera? ?Un a?o después de las violaciones? ?Cuando la memoria haya borrado lo que sufrieron? Y mientras, tiene que seguir sin ning?n tipo de ayuda psicol?gica, metida en el mismo agujero", reflexiona.
"El da?o ya es irreparable: la que ha tenido que cambiar de pueblo y de vida es ella"
Tras las violaciones y el posterior acoso en el instituto y en las redes sociales a la ni?a, madre e hija cambiaron de pueblo, borraron todos sus perfiles p?blicos en internet y se volvieron invisibles. Una nueva victimizaci?n para la menor. "No es justo. Nos tuvimos que esconder nosotras, es ella la que est? oculta, mientras los que le hicieron esta barbaridad a ella y a la otra ni?a han seguido con sus vidas sin ning?n problema. ?Libertad vigilada? ?De verdad alguien los est? vigilando?", se pregunta esta mujer. "No solo le hicieron un da?o que ya es irreparable, entre otras cosas porque no le permiten que reciba ayuda psicol?gica mientras no declaren ante la jueza, y no lo hacen porque lo est?n obstaculizando, sino que se rieron de ellas en los d?as siguientes, a las puertas del juzgado cuando salieron en libertad, y siguen riéndose en su cara. Y lo est?n haciendo con el permiso de las instituciones. Nuestra vivencia es que ellos gozan de toda la protecci?n y las v?ctimas, de casi ninguna", concluye con amargura la madre.
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