الريــم
11-10-2022, 03:32 PM
Cuando trabajaba dirigiendo anuncios para empresas como BMW, Samsung, Durex o San Miguel, Eduardo Vieitez miraba el 'catering' que serv?an durante el rodaje y sent?a “vergüenza”. Aquello era muy poco sostenible. “La publicidad es una superproducci?n constante –explica Vieitez-. No se trata solo de la comida que se ofrece y acaba muchas veces en la basura. También est?n los directores de fotograf?a, por ejemplo. Te ense?aban el m?vil y te dec?an: ‘Mira los dos ‘camionacos’ que me he tra?do para rodar’. Hab?a mucho de virilidad en el mensaje. Pero todo esto est? empezando a cambiar”.
Si est? cambiando, es gracias a esfuerzos como el de Vieitez. Dejando atr?s la “vergüenza”, fund? una compa??a llamada Creast que pretende rebajar la huella de carbono de la industria audiovisual. Porque este es un sector tremendamente sucio. Un anuncio de tipo medio, con tres d?as de rodaje, emite 20 toneladas de CO2, el equivalente a 20 piscinas ol?mpicas o a la huella de carbono de una familia durante tres a?os. Seg?n los c?lculos de Producers Guild of America, la principal asociaci?n de productores estadounidenses, el sector contamina m?s que la industria textil, la aeroespacial y la hotelera. Pero hasta ahora, hab?a pasado casi desapercibido.
“Al principio, se nos echaron encima. Y cuando digo al principio parece que me refiera a hace dos décadas, pero estoy hablando de hace a?o y medio”, contin?a Vie?tez. En ese tiempo, Creast ha pasado de tener tres trabajadores a 30. Entre ellos hay especialistas en medioambiente, por supuesto, pero gran parte del éxito de la compa??a se debe a que también est? formada por extrabajadores de la industria, que hablan su idioma y conocen sus c?digos.
Juntos, asesoran a productoras, ayudan a organizar galas y trabajan con salas de cine que intentan rebajar su impacto en la naturaleza. Se trata de actuar en todas partes. Ante una pel?cula, serie o anuncio publicitario, Creast analiza el guion, el presupuesto y la producci?n para calcular la huella de carbono seg?n las localizaciones empleadas, las necesidades de transporte y alojamiento y el consumo energético que se necesita para el rodaje y la postproducci?n. Cuando comienzan a grabar, los trabajadores de la empresa est?n también presentes.
“Nosotros venimos del sector, sabemos c?mo hay que enfocar el esfuerzo ante los creadores. Si viniésemos del activismo, o fuésemos una consultora medioambiental que asesora a esta industria como puede asesorar a otras, lo m?s normal es que aqu? nos dijesen: ‘Chaval, no molestes y ponte a organizar la basura”, explica Vieitez, cuya visi?n del sector es muy realista. No hay ninguna idealizaci?n. “Esta industria se mueve mucho por modas. La sostenibilidad ha pasado de ser un estorbo a ser otra cosa: una moda. Y ahora las estrellas no llegan al rodaje en limusina. Prefieren hacerlo en bicicleta, sacarse una foto y publicarla en Instagram. Pero estoy seguro de que esta no es una moda pasajera”, dice.
Casos pr?cticos
Vieitez est? sentado en un céntrico café madrile?o junto a dos de sus compa?eras en la empresa, Lorea Elso y Yolanda Costas. Ponen casos pr?cticos.
Los ?ltimos premios Goya, celebrados el pasado febrero en València, por ejemplo. A través de medidas como el uso del tren y no del avi?n para que los invitados llegaran hasta all?, un 'catering' sin carne de res o el empleo de pantallas led en lugar de iluminaci?n tradicional, evitaron la emisi?n de m?s de 100 toneladas de gases de efecto invernadero, seg?n sus c?lculos, una cantidad equivalente al impacto que supondr?a dar 20 vueltas al planeta en coche.
O los cines Embajadores, en Madrid, que llevan camino de convertirse en las primeras salas de emisiones neutras en Espa?a, gracias al trabajo con proveedores sostenibles y a la gesti?n de los residuos.
O ‘Cerdita’, la elogiada pel?cula espa?ola de terror sobre el acoso a una adolescente obesa que fue estrenada en el festival de Sundance. El uso de sistemas de eliminaci?n de bajo consumo y ropa de segunda mano, as? como la donaci?n de los muebles y otros objetos empleados durante el rodaje permiti? la reducci?n de 81 toneladas de CO2, casi un 40% de lo que se hubiese emitido sin estas medidas.
Una frontera difusa
“El arte debe prevalecer. Nosotros no entramos en la creaci?n”, se?ala Vieitez. Solo que a veces la frontera no est? muy clara. “Una escena con una lluvia torrencial, por ejemplo. Eso puede suponer un derroche brutal”, explica Costas, responsable de Ficci?n en Creast. En estos casos, contin?a, intentan que los ensayos se hagan sin agua, rodar con varias c?maras a la vez para tener cubiertos todos los ?ngulos y que haya el menor n?mero de tomas posibles, recolectar el l?quido empleado en escena para regar o limpiar el set y utilizar agua no potable para la lluvia en los planos recurso.
Medidas como estas habr?an sido muy dif?ciles de aplicar hace muy pocos a?os. Pero ahora ya no. Aun as?, se?ala Vie?tez, “queda mucho por hacer”. Su pr?ximo proyecto tiene que ver con el ‘streaming’, donde una hora supone en torno a 55 gramos de CO2: el equivalente a preparar cuatro bolsas de palomitas en un microondas. “Queremos llegar a un acuerdo con una plataforma y conseguir que sea carbono neutral -concluye-. Ya estamos en ello, hablando con algunas de las importantes”.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/cine-contamina-crees-extrabajadores-sector-78382736)
Si est? cambiando, es gracias a esfuerzos como el de Vieitez. Dejando atr?s la “vergüenza”, fund? una compa??a llamada Creast que pretende rebajar la huella de carbono de la industria audiovisual. Porque este es un sector tremendamente sucio. Un anuncio de tipo medio, con tres d?as de rodaje, emite 20 toneladas de CO2, el equivalente a 20 piscinas ol?mpicas o a la huella de carbono de una familia durante tres a?os. Seg?n los c?lculos de Producers Guild of America, la principal asociaci?n de productores estadounidenses, el sector contamina m?s que la industria textil, la aeroespacial y la hotelera. Pero hasta ahora, hab?a pasado casi desapercibido.
“Al principio, se nos echaron encima. Y cuando digo al principio parece que me refiera a hace dos décadas, pero estoy hablando de hace a?o y medio”, contin?a Vie?tez. En ese tiempo, Creast ha pasado de tener tres trabajadores a 30. Entre ellos hay especialistas en medioambiente, por supuesto, pero gran parte del éxito de la compa??a se debe a que también est? formada por extrabajadores de la industria, que hablan su idioma y conocen sus c?digos.
Juntos, asesoran a productoras, ayudan a organizar galas y trabajan con salas de cine que intentan rebajar su impacto en la naturaleza. Se trata de actuar en todas partes. Ante una pel?cula, serie o anuncio publicitario, Creast analiza el guion, el presupuesto y la producci?n para calcular la huella de carbono seg?n las localizaciones empleadas, las necesidades de transporte y alojamiento y el consumo energético que se necesita para el rodaje y la postproducci?n. Cuando comienzan a grabar, los trabajadores de la empresa est?n también presentes.
“Nosotros venimos del sector, sabemos c?mo hay que enfocar el esfuerzo ante los creadores. Si viniésemos del activismo, o fuésemos una consultora medioambiental que asesora a esta industria como puede asesorar a otras, lo m?s normal es que aqu? nos dijesen: ‘Chaval, no molestes y ponte a organizar la basura”, explica Vieitez, cuya visi?n del sector es muy realista. No hay ninguna idealizaci?n. “Esta industria se mueve mucho por modas. La sostenibilidad ha pasado de ser un estorbo a ser otra cosa: una moda. Y ahora las estrellas no llegan al rodaje en limusina. Prefieren hacerlo en bicicleta, sacarse una foto y publicarla en Instagram. Pero estoy seguro de que esta no es una moda pasajera”, dice.
Casos pr?cticos
Vieitez est? sentado en un céntrico café madrile?o junto a dos de sus compa?eras en la empresa, Lorea Elso y Yolanda Costas. Ponen casos pr?cticos.
Los ?ltimos premios Goya, celebrados el pasado febrero en València, por ejemplo. A través de medidas como el uso del tren y no del avi?n para que los invitados llegaran hasta all?, un 'catering' sin carne de res o el empleo de pantallas led en lugar de iluminaci?n tradicional, evitaron la emisi?n de m?s de 100 toneladas de gases de efecto invernadero, seg?n sus c?lculos, una cantidad equivalente al impacto que supondr?a dar 20 vueltas al planeta en coche.
O los cines Embajadores, en Madrid, que llevan camino de convertirse en las primeras salas de emisiones neutras en Espa?a, gracias al trabajo con proveedores sostenibles y a la gesti?n de los residuos.
O ‘Cerdita’, la elogiada pel?cula espa?ola de terror sobre el acoso a una adolescente obesa que fue estrenada en el festival de Sundance. El uso de sistemas de eliminaci?n de bajo consumo y ropa de segunda mano, as? como la donaci?n de los muebles y otros objetos empleados durante el rodaje permiti? la reducci?n de 81 toneladas de CO2, casi un 40% de lo que se hubiese emitido sin estas medidas.
Una frontera difusa
“El arte debe prevalecer. Nosotros no entramos en la creaci?n”, se?ala Vieitez. Solo que a veces la frontera no est? muy clara. “Una escena con una lluvia torrencial, por ejemplo. Eso puede suponer un derroche brutal”, explica Costas, responsable de Ficci?n en Creast. En estos casos, contin?a, intentan que los ensayos se hagan sin agua, rodar con varias c?maras a la vez para tener cubiertos todos los ?ngulos y que haya el menor n?mero de tomas posibles, recolectar el l?quido empleado en escena para regar o limpiar el set y utilizar agua no potable para la lluvia en los planos recurso.
Medidas como estas habr?an sido muy dif?ciles de aplicar hace muy pocos a?os. Pero ahora ya no. Aun as?, se?ala Vie?tez, “queda mucho por hacer”. Su pr?ximo proyecto tiene que ver con el ‘streaming’, donde una hora supone en torno a 55 gramos de CO2: el equivalente a preparar cuatro bolsas de palomitas en un microondas. “Queremos llegar a un acuerdo con una plataforma y conseguir que sea carbono neutral -concluye-. Ya estamos en ello, hablando con algunas de las importantes”.
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