الريــم
11-08-2022, 02:49 PM
El poeta Antonio Gamoneda ha presentado su ?ltimo libro “Imaginario del vértigo” que a?na sus poemas con pinturas efectuadas por artista Carlos Pi?el tras leer sus versos.
–Vuelve a Zamora de la uni?n de artes la creaci?n art?stica pict?rica y la creaci?n art?stica. ?Por qué esta uni?n?
–Yo no sé si se puede llamar uni?n. Yo sé que en todos estos a?os que fueron tres de trabajo para este libro yo en mi escritura advert?a problemas no iguales s? equivalentes, pues no es lo mismo la igualdad que la equivalencia, a los de Carlos (Pi?el). Carlos tiene que componer en un espacio que ese tipo de composici?n que yo no la sé decir que consiste en que un periodo r?tmico aqu? y 30 segundos después hay otro golpe fonético que tampoco sé c?mo ha venido pero él en un curso compositivo equivalente al que pudo tener Carlos al poner aqu? una masa rosa para meterle all? otro. Yo he llegado a la conclusi?n de que absolutamente de toda realidad estética obedece a las mismas leyes.
–Y ?cu?les son?
–El ser humano es simple y funciona pr?cticamente igual el compositor del espacio f?sico que el de del tiempo que puede ser un m?sico, o el que puede ser del pensamiento y el espacio que puedo ser yo. Cuatro cosas aparentemente sencillas, pero que te pueden volver loco.
–Y ?le vuelven loco?
–Seguramente s?. Llevo varios a?os fugado de frenop?tico. (Esboza una sonrisa). A veces me meto en un agujero y no habr?a m?s que revolver un poco para quitar la telara?a que hay y que impiden ver la luz y que no la veo.
–?C?mo vive el hecho creativo de la escritura?
–La escritura es una situaci?n pasional entendiendo que no se habla de pasiones como “La venganza de don Mendo”, sino de tensiones y de una voluntad que no se logra, pero t? est?s tratando de crear o de construir esa centella que tiene que salir y a veces no sale. Esa centella no se sabe d?nde est?. Tengo muchas dudas de que la poes?a no tenga siempre el mismo tema, pero lo que s? puede tener son temas pretexto. El punto donde sale la centella poética no sé si se corresponden con las verdades objetivas o con todas las mentiras.
–Esa pasi?n con los a?os ?ha cambiado?
–Yo cuando era un muchacho adolescente escrib?a mucho como el que est? en una b?squeda hasta agotarse. Escrib?a por la ma?ana y por la tarde. Luego vinieron 50 a?os en los cuales m?s bien le daba un espacio a la reflexi?n, antes de entrar en esa situaci?n pasional ciega, pero que busca una luz. Ahora que tengo 91 a?os estoy volviendo a escribir mucho, aunque yo sé bien que para tirar el 80%, de hecho, borro las letras del teclado del ordenador de lo que escribo. Trabajo muchas horas, unas once o doce diarias, aunque no todas son de producir, pero la actitud se parece m?s a la que ten?a hace m?s de 70 a?os que a la que ten?a hace 30.
–?A qué lo achaca?
–No sé si ser?, pero s? tengo una especie de conciencia poco grata, y sin tragedia alguna, de que no me puede quedar mucho tiempo y sin embargo, hay muchas cosas que quise hacer y que no he hecho.
–Actualmente ?qué le reporta la escritura?
–Cansancio y alguna que otra satisfacci?n como la que tiene un preso a la que de repente le abren la puerta y ve la luz. Yo de repente, sin saber muy bien c?mo me encontré con aquella palabra que me dice, que tiene una consistencia significativa, fonética y r?tmica en un contexto que yo no sab?a que buscaba eso, pero yo lo encontré.
–Cuando conforma un poema ?lo da por acabado en alg?n momento?
–No he acabado ning?n poema y no sé si me dar? tiempo a acabar alguno. No es exigencia, es que el poema est? ah? y yo le veo los agujeros (risas). Para m? est? vivo. No es una fijaci?n del poeta sino que el poema est? tirando del pescuezo para que vuelva a él y entonces le veo la arruga y el agujero y yo no lo puedo consentir.
–Pese a este sistema de trabajo tiene una amplia producci?n.
–En mis libros, hasta los publicados, hay p?ginas que no est?n cerradas y que las cerré por casualidad o por imperativo editorial o de alg?n tipo, pero soy consciente de que no est?n acabados esos poemas. No obstante, a veces no soy consciente. Hay poetas que tienen un perfil previo de su poema. Son h?biles y lo consiguen al 80 o al 90% y se quedan tan tranquilos. A m? me tiene que decir el poema que ya est? y eso lo ha dicho en muy pocas ocasiones.
–El ser un poeta afincado en Le?n le ha conllevado...
–Es un verdadero lujo. Sin duda ha sido una ventaja. No estar?a ahora del buen humor que estoy si hubiera que haber vivido m?s de 60 a?os en Madrid o en Barcelona. En su momento tiraron de m? para que fuera cuando ten?a unos 30 a?os y resist?. A vivir la vida literaria madrile?a hay que ir provisto de una escafandra o algo parecido de mentira para crear un personaje exterior. Tienes que llevar una vida falsa en un porcentaje importante. Yo tengo tres o cuatro amigos en Le?n, mi familia, mis calles, mis paisajes y mis horas de noct?mbulo solitario, de chico acompa?ado que toma los viernes un vino en la taberna donde saben quiénes somos. Eso es alimento que ayuda a vivir. Si tuviera que llevar esa escafandra estar?a muerto. Soy provinciano, pero en el buen sentido.
–La escritura y el mundo editorial caminan de la mano.
–Y tanto. Hasta me ofrecieron hacerme cargo de la editorial Taurus, que quebr? finalmente. Yo ten?a un buen amigo que falleci?, Manuel Vi?uela, que estuvo por lo menos medio a?o detr?s de m? para que me hiciera cargo de la direcci?n de la editorial. Luego le tomaba yo el pelo a mi chica octogenaria con que pod?a haber sido duque de Alba (risas) dado que (Jes?s) Aguirre ocup? el puesto de director de Taurus. No me dejé llevar a ese mundo. Tuve una vida de trabajo muy dura desde los 14 a?os y eso me hizo espabilar muy pronto. Me ense?? a defenderme y a no entrar en falsos cotos.
–?Cu?ndo se puede considerar uno escritor?
–Cuando hay doce libros, cobras unos derechos de autor, tienes un agente literario y te llaman para dar una conferencia quiz? ya lo seas, pero yo no lo tengo muy claro. ?Cu?ndo fue escritor Claudio Rodr?guez? No se enter?, pero lo era.
–Estamos volviendo hacia atr?s en muchos derechos por lo que usted luch? durante el franquismo.
–Buena parte del franquismo lo pasé en la clandestinidad. Ten?a una personalidad familiar y en el trabajo y otra clandestina que la gente de mi edad de una relativa buena conciencia termin?bamos all?. Luego vino lo que se llam? la transici?n. Yo me di cuenta de que una falsa transici?n, que no era eso para lo que hab?amos estado moviéndonos. Ahora no puedo hacer nada en la vida social o pol?tica, pero siento que efectivamente hay un fracaso en quienes éramos, qué pretend?amos, que no ha sucedido y la sensaci?n simult?nea de que es posible que hiciéramos lo que pudimos, pero... no bast?. Vendr?n otras generaciones, que est?n viniendo y tampoco bastar?. Es una cuesti?n de darse cuenta y llegar a un momento de conformidad y de cierto descanso, no completo descanso porque no nos ense?? nadie a descansar ni nosotros aprendimos. Cuando el franquismo estaba consolidado yo estaba en mis 18 a?os. Recuerdo que Claudio, que quiz? m?s ingenuo que yo aunque fuera genial como poeta, fue a la base del partido en Madrid preguntando que d?nde estaban las armas (risas). Lo miraron y se echaron a re? diciendo que nos llev?ramos a este chico de all?, una respuesta de ni?o genial, pero de ni?o.
–Claudio Rodr?guez reclamaba las armas, unas armas f?sicas, pero la cultura es un arma que libera la mente y que ahora ?est? un poco al margen de la sociedad?
–Los estados democr?ticos reposan sobre el mercado libre y este tiene una de las facetas que es la invenci?n de la cultura, peque?ita para que la gente se entretenga. Ahora son culturetas no es cultura. Ahora se fomenta el entretenimiento mientras que la cultura con may?sculas est? desapareciendo. Han promovido una bisuter?a mala y hay un reconocimiento del mercado de ella.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/he-acabado-poema-le-veo-78287186)
–Vuelve a Zamora de la uni?n de artes la creaci?n art?stica pict?rica y la creaci?n art?stica. ?Por qué esta uni?n?
–Yo no sé si se puede llamar uni?n. Yo sé que en todos estos a?os que fueron tres de trabajo para este libro yo en mi escritura advert?a problemas no iguales s? equivalentes, pues no es lo mismo la igualdad que la equivalencia, a los de Carlos (Pi?el). Carlos tiene que componer en un espacio que ese tipo de composici?n que yo no la sé decir que consiste en que un periodo r?tmico aqu? y 30 segundos después hay otro golpe fonético que tampoco sé c?mo ha venido pero él en un curso compositivo equivalente al que pudo tener Carlos al poner aqu? una masa rosa para meterle all? otro. Yo he llegado a la conclusi?n de que absolutamente de toda realidad estética obedece a las mismas leyes.
–Y ?cu?les son?
–El ser humano es simple y funciona pr?cticamente igual el compositor del espacio f?sico que el de del tiempo que puede ser un m?sico, o el que puede ser del pensamiento y el espacio que puedo ser yo. Cuatro cosas aparentemente sencillas, pero que te pueden volver loco.
–Y ?le vuelven loco?
–Seguramente s?. Llevo varios a?os fugado de frenop?tico. (Esboza una sonrisa). A veces me meto en un agujero y no habr?a m?s que revolver un poco para quitar la telara?a que hay y que impiden ver la luz y que no la veo.
–?C?mo vive el hecho creativo de la escritura?
–La escritura es una situaci?n pasional entendiendo que no se habla de pasiones como “La venganza de don Mendo”, sino de tensiones y de una voluntad que no se logra, pero t? est?s tratando de crear o de construir esa centella que tiene que salir y a veces no sale. Esa centella no se sabe d?nde est?. Tengo muchas dudas de que la poes?a no tenga siempre el mismo tema, pero lo que s? puede tener son temas pretexto. El punto donde sale la centella poética no sé si se corresponden con las verdades objetivas o con todas las mentiras.
–Esa pasi?n con los a?os ?ha cambiado?
–Yo cuando era un muchacho adolescente escrib?a mucho como el que est? en una b?squeda hasta agotarse. Escrib?a por la ma?ana y por la tarde. Luego vinieron 50 a?os en los cuales m?s bien le daba un espacio a la reflexi?n, antes de entrar en esa situaci?n pasional ciega, pero que busca una luz. Ahora que tengo 91 a?os estoy volviendo a escribir mucho, aunque yo sé bien que para tirar el 80%, de hecho, borro las letras del teclado del ordenador de lo que escribo. Trabajo muchas horas, unas once o doce diarias, aunque no todas son de producir, pero la actitud se parece m?s a la que ten?a hace m?s de 70 a?os que a la que ten?a hace 30.
–?A qué lo achaca?
–No sé si ser?, pero s? tengo una especie de conciencia poco grata, y sin tragedia alguna, de que no me puede quedar mucho tiempo y sin embargo, hay muchas cosas que quise hacer y que no he hecho.
–Actualmente ?qué le reporta la escritura?
–Cansancio y alguna que otra satisfacci?n como la que tiene un preso a la que de repente le abren la puerta y ve la luz. Yo de repente, sin saber muy bien c?mo me encontré con aquella palabra que me dice, que tiene una consistencia significativa, fonética y r?tmica en un contexto que yo no sab?a que buscaba eso, pero yo lo encontré.
–Cuando conforma un poema ?lo da por acabado en alg?n momento?
–No he acabado ning?n poema y no sé si me dar? tiempo a acabar alguno. No es exigencia, es que el poema est? ah? y yo le veo los agujeros (risas). Para m? est? vivo. No es una fijaci?n del poeta sino que el poema est? tirando del pescuezo para que vuelva a él y entonces le veo la arruga y el agujero y yo no lo puedo consentir.
–Pese a este sistema de trabajo tiene una amplia producci?n.
–En mis libros, hasta los publicados, hay p?ginas que no est?n cerradas y que las cerré por casualidad o por imperativo editorial o de alg?n tipo, pero soy consciente de que no est?n acabados esos poemas. No obstante, a veces no soy consciente. Hay poetas que tienen un perfil previo de su poema. Son h?biles y lo consiguen al 80 o al 90% y se quedan tan tranquilos. A m? me tiene que decir el poema que ya est? y eso lo ha dicho en muy pocas ocasiones.
–El ser un poeta afincado en Le?n le ha conllevado...
–Es un verdadero lujo. Sin duda ha sido una ventaja. No estar?a ahora del buen humor que estoy si hubiera que haber vivido m?s de 60 a?os en Madrid o en Barcelona. En su momento tiraron de m? para que fuera cuando ten?a unos 30 a?os y resist?. A vivir la vida literaria madrile?a hay que ir provisto de una escafandra o algo parecido de mentira para crear un personaje exterior. Tienes que llevar una vida falsa en un porcentaje importante. Yo tengo tres o cuatro amigos en Le?n, mi familia, mis calles, mis paisajes y mis horas de noct?mbulo solitario, de chico acompa?ado que toma los viernes un vino en la taberna donde saben quiénes somos. Eso es alimento que ayuda a vivir. Si tuviera que llevar esa escafandra estar?a muerto. Soy provinciano, pero en el buen sentido.
–La escritura y el mundo editorial caminan de la mano.
–Y tanto. Hasta me ofrecieron hacerme cargo de la editorial Taurus, que quebr? finalmente. Yo ten?a un buen amigo que falleci?, Manuel Vi?uela, que estuvo por lo menos medio a?o detr?s de m? para que me hiciera cargo de la direcci?n de la editorial. Luego le tomaba yo el pelo a mi chica octogenaria con que pod?a haber sido duque de Alba (risas) dado que (Jes?s) Aguirre ocup? el puesto de director de Taurus. No me dejé llevar a ese mundo. Tuve una vida de trabajo muy dura desde los 14 a?os y eso me hizo espabilar muy pronto. Me ense?? a defenderme y a no entrar en falsos cotos.
–?Cu?ndo se puede considerar uno escritor?
–Cuando hay doce libros, cobras unos derechos de autor, tienes un agente literario y te llaman para dar una conferencia quiz? ya lo seas, pero yo no lo tengo muy claro. ?Cu?ndo fue escritor Claudio Rodr?guez? No se enter?, pero lo era.
–Estamos volviendo hacia atr?s en muchos derechos por lo que usted luch? durante el franquismo.
–Buena parte del franquismo lo pasé en la clandestinidad. Ten?a una personalidad familiar y en el trabajo y otra clandestina que la gente de mi edad de una relativa buena conciencia termin?bamos all?. Luego vino lo que se llam? la transici?n. Yo me di cuenta de que una falsa transici?n, que no era eso para lo que hab?amos estado moviéndonos. Ahora no puedo hacer nada en la vida social o pol?tica, pero siento que efectivamente hay un fracaso en quienes éramos, qué pretend?amos, que no ha sucedido y la sensaci?n simult?nea de que es posible que hiciéramos lo que pudimos, pero... no bast?. Vendr?n otras generaciones, que est?n viniendo y tampoco bastar?. Es una cuesti?n de darse cuenta y llegar a un momento de conformidad y de cierto descanso, no completo descanso porque no nos ense?? nadie a descansar ni nosotros aprendimos. Cuando el franquismo estaba consolidado yo estaba en mis 18 a?os. Recuerdo que Claudio, que quiz? m?s ingenuo que yo aunque fuera genial como poeta, fue a la base del partido en Madrid preguntando que d?nde estaban las armas (risas). Lo miraron y se echaron a re? diciendo que nos llev?ramos a este chico de all?, una respuesta de ni?o genial, pero de ni?o.
–Claudio Rodr?guez reclamaba las armas, unas armas f?sicas, pero la cultura es un arma que libera la mente y que ahora ?est? un poco al margen de la sociedad?
–Los estados democr?ticos reposan sobre el mercado libre y este tiene una de las facetas que es la invenci?n de la cultura, peque?ita para que la gente se entretenga. Ahora son culturetas no es cultura. Ahora se fomenta el entretenimiento mientras que la cultura con may?sculas est? desapareciendo. Han promovido una bisuter?a mala y hay un reconocimiento del mercado de ella.
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