الريــم
11-07-2022, 08:00 PM
El Primavera Sound de Sao Paulo se desped?a este domingo con un balance m?s propio de un festival de larga trayectoria que de lo que realmente es, un debutante: 110.000 personas han pasado esta ?ltima semana por los m?s de 64 conciertos celebrados en la ciudad y el Distrito Anhembi, el enorme parque ferial con samb?dromo incluido.
All?, a ?ltima hora de la noche del domingo, una muy bailarina Caroline Polachek seduc?a a un nutrido p?blico con sus estudiadas coreograf?as y su ya famosa versi?n del Breathless de The Corrs antes de que Charlie XCX sellara el fin de fiesta definitivo como solo ella sabe hacer. El experimento de trasladar el Primavera Sound a Brasil concluye, pues, con una exhibici?n de m?sculo organizativo y de indudable gancho entre el p?blico m?s joven y diverso. En apenas unos d?as, Santigo de Chile y Buenos Aires coger?n el testigo del festival barcelonés con sendas ediciones.
“La primera vez que estuve aqu? fue hace diez a?os y pensé: wow, esta gente me entiende aunque sea de la otra parte del mundo. Y no sabéis lo que eso significa para mi”, exclam? Lorde a un p?blico entregad?simo nada m?s aparecer en escena con un ajustado mono rojo, subida a una escalera m?vil que rotaba sobre s? misma y danzando de un lado a otro del escenario con una contagiosa energ?a.
La neozelandesa, a la que le faltaban dos horas para cumplir los 26, bord? un concierto en el que desmenuz? de forma ?ntima y casi terapéutica los porqués de muchas de sus canciones (como la fant?stica Buzzcut Season, que compuso con s?lo 15 a?os, o esa oda al 'crush' veraniego que es 'The Louvre') y provoc? la sobreexcitaci?n colectiva al invitar a Phoebe Bridgers a compartir escenario. Cantaron la estupenda 'Stoned at the nail salon' y verlas juntas, sentadas, bordando esa canci?n sobre lo que significa crecer y hacerse adulta fue uno de esos momentos especiales y ?nicos que quedar?n para el recuerdo colectivo.
Salvaje y arrollador
Antes, Bridgers hab?a encandilado a las masas con un concierto delicado y contundente al mismo tiempo donde hubo de todo: arranc? con 'Motion sickness', baj? al p?blico para tocar a sus fans y se pronunci? a favor del derecho al aborto antes de tocar 'Chinese satellite'. El de Bridgers también quedar? como uno de los grandes conciertos del festival.
En las ant?podas de la luminosidad de Lorde est? Travis Scott, el otro rey de la noche coronado en un concierto salvaje y arrollador, tan brutal como sus canciones. El trapero norteamericano arrastra una merecida fama de chico malo y verle en directo confirma que Scott desprende, en efecto, algo que vuelve loco a su p?blico, con el que conecta de un modo pr?cticamente irracional. Sali? cual paracaidista, con un mono lleno de cremalleras, rodeado de llamaradas (por algo uno de sus apodos en el mundo del hip hop es La Flame) y con un barroco montaje sobre el escenario a base de rocas, monolitos negros y un juego de plataformas que sub?an y bajaban a lo 'Prince of Persia', un intimidante decorado de aires apocal?pticos m?s bien malrollero. Hab?a seguridad extra para controlar que el concierto no se fuera de madre (este noviembre se cumple un a?o de la tragedia de Astroworld, el festival de Houston en el que fallecieron 8 personas), y en canciones como 'Goosebumps', puro delirio colectivo final, parec?a que todo se fuera a venir abajo... pero no.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/primavera-sound-cierra-debut-sao-78258673)
All?, a ?ltima hora de la noche del domingo, una muy bailarina Caroline Polachek seduc?a a un nutrido p?blico con sus estudiadas coreograf?as y su ya famosa versi?n del Breathless de The Corrs antes de que Charlie XCX sellara el fin de fiesta definitivo como solo ella sabe hacer. El experimento de trasladar el Primavera Sound a Brasil concluye, pues, con una exhibici?n de m?sculo organizativo y de indudable gancho entre el p?blico m?s joven y diverso. En apenas unos d?as, Santigo de Chile y Buenos Aires coger?n el testigo del festival barcelonés con sendas ediciones.
“La primera vez que estuve aqu? fue hace diez a?os y pensé: wow, esta gente me entiende aunque sea de la otra parte del mundo. Y no sabéis lo que eso significa para mi”, exclam? Lorde a un p?blico entregad?simo nada m?s aparecer en escena con un ajustado mono rojo, subida a una escalera m?vil que rotaba sobre s? misma y danzando de un lado a otro del escenario con una contagiosa energ?a.
La neozelandesa, a la que le faltaban dos horas para cumplir los 26, bord? un concierto en el que desmenuz? de forma ?ntima y casi terapéutica los porqués de muchas de sus canciones (como la fant?stica Buzzcut Season, que compuso con s?lo 15 a?os, o esa oda al 'crush' veraniego que es 'The Louvre') y provoc? la sobreexcitaci?n colectiva al invitar a Phoebe Bridgers a compartir escenario. Cantaron la estupenda 'Stoned at the nail salon' y verlas juntas, sentadas, bordando esa canci?n sobre lo que significa crecer y hacerse adulta fue uno de esos momentos especiales y ?nicos que quedar?n para el recuerdo colectivo.
Salvaje y arrollador
Antes, Bridgers hab?a encandilado a las masas con un concierto delicado y contundente al mismo tiempo donde hubo de todo: arranc? con 'Motion sickness', baj? al p?blico para tocar a sus fans y se pronunci? a favor del derecho al aborto antes de tocar 'Chinese satellite'. El de Bridgers también quedar? como uno de los grandes conciertos del festival.
En las ant?podas de la luminosidad de Lorde est? Travis Scott, el otro rey de la noche coronado en un concierto salvaje y arrollador, tan brutal como sus canciones. El trapero norteamericano arrastra una merecida fama de chico malo y verle en directo confirma que Scott desprende, en efecto, algo que vuelve loco a su p?blico, con el que conecta de un modo pr?cticamente irracional. Sali? cual paracaidista, con un mono lleno de cremalleras, rodeado de llamaradas (por algo uno de sus apodos en el mundo del hip hop es La Flame) y con un barroco montaje sobre el escenario a base de rocas, monolitos negros y un juego de plataformas que sub?an y bajaban a lo 'Prince of Persia', un intimidante decorado de aires apocal?pticos m?s bien malrollero. Hab?a seguridad extra para controlar que el concierto no se fuera de madre (este noviembre se cumple un a?o de la tragedia de Astroworld, el festival de Houston en el que fallecieron 8 personas), y en canciones como 'Goosebumps', puro delirio colectivo final, parec?a que todo se fuera a venir abajo... pero no.
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