الريــم
11-06-2022, 08:01 PM
Tras un primer mandato marcado por la pandemia y la crisis energética, el presidente francés, Emmanuel Macron, tampoco ve la luz al final del t?nel en el arranque del segundo. Este lunes se cumplen seis meses del acto de investidura del dirigente centrista el 7 de mayo con que inici? su segundo quinquenio. Aunque durante la campa?a presidencial en primavera prometi? el inicio de "una era nueva" y "nuevas conquistas", la indefinici?n y el desgaste de su figura, tanto a nivel nacional como internacional, marcaron estos inicios del "Macron II". Todo un contraste respecto al "Macron I".
Envalentonado por la aureola de la novedad y la juventud, el dirigente centrista empez? su presidencia a toda pastilla: reforma del mercado laboral, disminuciones de impuestos a las grandes fortunas, reforma de la empresa ferroviaria SNCF (pese a la oposici?n de sus combativos trabajadores)… Llev? a cabo las medidas de corte neoliberal que sus predecesores —Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy o François Hollande— no se hab?an atrevido a aplicar. Sus discursos l?ricos generaban aplausos en la prensa internacional, sobre todo en los medios del establishment como The Economist que lo present? como el "salvador de Europa".
"Pérdida de poder atracci?n"
Cinco a?os después, la situaci?n ha experimentado un giro copernicano para Macron, con una aprobaci?n de solo el 27% de los franceses, su nivel de popularidad m?s bajo en los ?ltimos dos a?os y medio. "Creo que el pecado original de su situaci?n actual, en que ha perdido poder de atracci?n, fue la campa?a presidencial en que no quiso ir al combate", ni participar en numerosos debates para explicar su proyecto, asegura François-Xavier Bourmaud, el periodista que cubre el El?seo para Le Figaro.
Este catenaccio electoral sirvi? al dirigente centrista para lograr una reelecci?n m?s c?moda de lo esperado. Luego, sin embargo, pag? los platos rotos en las legislativas de junio, cuando se qued? sin mayor?a absoluta en el Parlamento, un escenario muy poco habitual en Francia.
Pese a ese voto de castigo, apost? por gobernar en minor?a y legislar a través de acuerdos puntuales, sobre todo con Los Republicanos (LR, afines al PP en Francia), o por decreto gubernamental. Hasta siete mociones de censura se han debatido en la Asamblea Nacional desde junio, la mayor?a de ellas en respuesta a la utilizaci?n del polémico art?culo 49.3 que permite aprobar leyes sin votaci?n parlamentaria, como sucedi? con el presupuesto de 2023. Todas ellas fracasaron, pero algunas se quedaron cerca del umbral de votos que hubiera forzado un cambio de Gobierno. As? se evidenci? que el Ejecutivo macronista est? en manos de la oposici?n, dividida entre la coalici?n de izquierdas de la NUPES, la derecha republicana y la ultraderecha de Le Pen.
"Me gustar?a que cruzara el Rubic?n de manera m?s clara", dijo en una entrevista a finales de octubre el expresidente conservador Nicolas Sarkozy, quien pidi? un mayor esfuerzo a Macron para formar un Gobierno de coalici?n con LR. El dirigente centrista dijo el 26 de octubre que "deseaba que hubiera una alianza", pero esta no entusiasma a los actuales jefes de la derecha republicana ni genera unanimidad en el macronismo. Ante este limitado margen de maniobra, la posibilidad de una disoluci?n de la Asamblea Nacional y convocatoria de elecciones legislativas anticipadas empieza a planear sobre la pol?tica gala.
El precedente de Chirac
Estas medidas dr?sticas contrastan, sin embargo, con la supuesta voluntad de Macron de gobernar de otra forma en su segundo mandato, con un estilo m?s dialogante y sin ignorar a los sindicatos y la oposici?n. Para ello, anunci? a bombo y platillo la creaci?n de un Consejo Nacional de la Refundaci?n, un organismo lastrado por el boicot de la oposici?n y el desinterés medi?tico.
Tampoco ayud? a mejorar la relaci?n con las direcciones sindicales la decisi?n del Ejecutivo de requisar refiner?as y debilitar la huelga de los trabajadores de Total, que dej? sin combustible un tercio de las gasolineras. Ni el hecho de dar por descontado que a principios del a?o que viene aprobar? una reforma de las pensiones que alargar? la edad m?nima de jubilaci?n de los 62 a los 65 a?os (con 43 cotizados).
Una de las obsesiones de Macron es no convertirse en un presidente invisible. As? le sucedi? a Jacques Chirac en su segundo mandato (2002-2007) cuando se gan? la reputaci?n del "rey vago" por la ausencia de medidas de calado. En el El?seo, no quieren dedicarse ?nicamente a la gesti?n de "es lo que hay" —inflaci?n y crisis energética—. En parte, esto explica la voluntad de llevar a cabo una impopular reforma de las pensiones, a pesar de un creciente malestar social por un aumento de los precios —del 7,1% en general y del 9,9% en el caso de los alimentos— que no ha disminuido en los ?ltimos meses, a diferencia de lo ocurrido en Espa?a, y que no se ha visto compensado por subidas salariales.
La guerra de sucesi?n
"Macron contin?a haciendo de Macron y no se ha renovado demasiado. Me parece sorprendente estas dificultades para renovarse ideol?gicamente teniendo en cuenta las circunstancias actuales excepcionales y el hecho de que no dispone de una mayor?a en la Asamblea", afirma el polit?logo Christophe Bouillaud. El macronismo "afronta la crisis del siglo XXI con las ideas de finales del siglo XX", a?ade este profesor en Sciences Po Grenoble sobre un dirigente centrista quien a menudo da la sensaci?n de querer recuperar la senda neoliberal del inicio de su presidencia, aunque la coyuntura actual ha cambiado mucho respecto a 2017.
De hecho, el Ejecutivo macronista se opuso en los ?ltimos meses a algunas de las pol?ticas de moda en Europa, como un impuesto especial a los "superdividendos" o invertir 12.000 millones de euros en la renovaci?n energética de edificios. Y eso que algunas de estas propuestas fueron formuladas por diputados centristas, lo que refleja las disensiones en el seno del macronismo.
"La guerra de sucesi?n ya ha empezado", recuerda Bourmaud sobre todos aquellos dirigentes macronistas y sus c?rculos que ya piensan en las presidenciales de 2027, en que Macron no podr? presentarse por el l?mite legal. El exprimer ministro ?douard Philippe, el ministro de Econom?a, Bruno Le Maire, el de Interior, Gérald Darmanin, el veterano François Bayrou… Las listas con los nombres de los potenciales aspirantes a sucederle resultan habituales en la prensa gala. No se puede descartar que el macronismo se divida en m?s de una candidatura. "Esta guerra de sucesi?n ha empezado mucho antes de lo previsto. El presidente confiaba en disponer de un periodo de tregua hasta las europeas de 2024, pero al final esta tregua solo dur? dos meses", destaca el periodista de Le Figaro.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/seis-meses-despues-macron-encuentra-78218001)
Envalentonado por la aureola de la novedad y la juventud, el dirigente centrista empez? su presidencia a toda pastilla: reforma del mercado laboral, disminuciones de impuestos a las grandes fortunas, reforma de la empresa ferroviaria SNCF (pese a la oposici?n de sus combativos trabajadores)… Llev? a cabo las medidas de corte neoliberal que sus predecesores —Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy o François Hollande— no se hab?an atrevido a aplicar. Sus discursos l?ricos generaban aplausos en la prensa internacional, sobre todo en los medios del establishment como The Economist que lo present? como el "salvador de Europa".
"Pérdida de poder atracci?n"
Cinco a?os después, la situaci?n ha experimentado un giro copernicano para Macron, con una aprobaci?n de solo el 27% de los franceses, su nivel de popularidad m?s bajo en los ?ltimos dos a?os y medio. "Creo que el pecado original de su situaci?n actual, en que ha perdido poder de atracci?n, fue la campa?a presidencial en que no quiso ir al combate", ni participar en numerosos debates para explicar su proyecto, asegura François-Xavier Bourmaud, el periodista que cubre el El?seo para Le Figaro.
Este catenaccio electoral sirvi? al dirigente centrista para lograr una reelecci?n m?s c?moda de lo esperado. Luego, sin embargo, pag? los platos rotos en las legislativas de junio, cuando se qued? sin mayor?a absoluta en el Parlamento, un escenario muy poco habitual en Francia.
Pese a ese voto de castigo, apost? por gobernar en minor?a y legislar a través de acuerdos puntuales, sobre todo con Los Republicanos (LR, afines al PP en Francia), o por decreto gubernamental. Hasta siete mociones de censura se han debatido en la Asamblea Nacional desde junio, la mayor?a de ellas en respuesta a la utilizaci?n del polémico art?culo 49.3 que permite aprobar leyes sin votaci?n parlamentaria, como sucedi? con el presupuesto de 2023. Todas ellas fracasaron, pero algunas se quedaron cerca del umbral de votos que hubiera forzado un cambio de Gobierno. As? se evidenci? que el Ejecutivo macronista est? en manos de la oposici?n, dividida entre la coalici?n de izquierdas de la NUPES, la derecha republicana y la ultraderecha de Le Pen.
"Me gustar?a que cruzara el Rubic?n de manera m?s clara", dijo en una entrevista a finales de octubre el expresidente conservador Nicolas Sarkozy, quien pidi? un mayor esfuerzo a Macron para formar un Gobierno de coalici?n con LR. El dirigente centrista dijo el 26 de octubre que "deseaba que hubiera una alianza", pero esta no entusiasma a los actuales jefes de la derecha republicana ni genera unanimidad en el macronismo. Ante este limitado margen de maniobra, la posibilidad de una disoluci?n de la Asamblea Nacional y convocatoria de elecciones legislativas anticipadas empieza a planear sobre la pol?tica gala.
El precedente de Chirac
Estas medidas dr?sticas contrastan, sin embargo, con la supuesta voluntad de Macron de gobernar de otra forma en su segundo mandato, con un estilo m?s dialogante y sin ignorar a los sindicatos y la oposici?n. Para ello, anunci? a bombo y platillo la creaci?n de un Consejo Nacional de la Refundaci?n, un organismo lastrado por el boicot de la oposici?n y el desinterés medi?tico.
Tampoco ayud? a mejorar la relaci?n con las direcciones sindicales la decisi?n del Ejecutivo de requisar refiner?as y debilitar la huelga de los trabajadores de Total, que dej? sin combustible un tercio de las gasolineras. Ni el hecho de dar por descontado que a principios del a?o que viene aprobar? una reforma de las pensiones que alargar? la edad m?nima de jubilaci?n de los 62 a los 65 a?os (con 43 cotizados).
Una de las obsesiones de Macron es no convertirse en un presidente invisible. As? le sucedi? a Jacques Chirac en su segundo mandato (2002-2007) cuando se gan? la reputaci?n del "rey vago" por la ausencia de medidas de calado. En el El?seo, no quieren dedicarse ?nicamente a la gesti?n de "es lo que hay" —inflaci?n y crisis energética—. En parte, esto explica la voluntad de llevar a cabo una impopular reforma de las pensiones, a pesar de un creciente malestar social por un aumento de los precios —del 7,1% en general y del 9,9% en el caso de los alimentos— que no ha disminuido en los ?ltimos meses, a diferencia de lo ocurrido en Espa?a, y que no se ha visto compensado por subidas salariales.
La guerra de sucesi?n
"Macron contin?a haciendo de Macron y no se ha renovado demasiado. Me parece sorprendente estas dificultades para renovarse ideol?gicamente teniendo en cuenta las circunstancias actuales excepcionales y el hecho de que no dispone de una mayor?a en la Asamblea", afirma el polit?logo Christophe Bouillaud. El macronismo "afronta la crisis del siglo XXI con las ideas de finales del siglo XX", a?ade este profesor en Sciences Po Grenoble sobre un dirigente centrista quien a menudo da la sensaci?n de querer recuperar la senda neoliberal del inicio de su presidencia, aunque la coyuntura actual ha cambiado mucho respecto a 2017.
De hecho, el Ejecutivo macronista se opuso en los ?ltimos meses a algunas de las pol?ticas de moda en Europa, como un impuesto especial a los "superdividendos" o invertir 12.000 millones de euros en la renovaci?n energética de edificios. Y eso que algunas de estas propuestas fueron formuladas por diputados centristas, lo que refleja las disensiones en el seno del macronismo.
"La guerra de sucesi?n ya ha empezado", recuerda Bourmaud sobre todos aquellos dirigentes macronistas y sus c?rculos que ya piensan en las presidenciales de 2027, en que Macron no podr? presentarse por el l?mite legal. El exprimer ministro ?douard Philippe, el ministro de Econom?a, Bruno Le Maire, el de Interior, Gérald Darmanin, el veterano François Bayrou… Las listas con los nombres de los potenciales aspirantes a sucederle resultan habituales en la prensa gala. No se puede descartar que el macronismo se divida en m?s de una candidatura. "Esta guerra de sucesi?n ha empezado mucho antes de lo previsto. El presidente confiaba en disponer de un periodo de tregua hasta las europeas de 2024, pero al final esta tregua solo dur? dos meses", destaca el periodista de Le Figaro.
أكثر... (https://www.sport.es/es/noticias/internacional/seis-meses-despues-macron-encuentra-78218001)