No hay campa?a sin animal bovino. Da igual d?nde se celebren. En estas elecciones vascas la vaca la ha puesto el PNV. "Bittori" rumia como todas, no habla, pero dice "nooooo" a todo. Quien s? le susurra es el candidato Imanol Pradales. Montes verdes, un caser?o de fondo y una vaca que reniega de cualquier cosa que le dicen y a la cual se le pregunta "qué propone" ante tanta negativa. Es la imagen que ha elegido el PNV para reflejar a esa izquierda abertzale que, seg?n Sabin Etxea (y otros partidos), diagnostica pero dice no a todo y no tiene propuestas aplicables y ?tiles. Es la forma en la que los jeltzales, con algo de humor, han querido amarrar el voto de quienes dudan para que no se queden en casa ni se les escapen hacia Bildu.

En el PNVtemen a?n que la indiferencia hacia las elecciones les relegue a un segundo puesto en la pol?tica vasca. La movilizaci?n es b?sica para este partido que tiene dos v?as de escape en su electorado: el m?s conservador -que se siente revuelto por el apoyo casi incondicional de su partido a Pedro S?nchez en Madrid, y al que el PP vasco intenta atraer- y el que percibe que al PNV se le est? olvidando o est? dejando demasiado de lado su impronta nacionalista. A este ?ltimo, se ha dirigido también EH Bildu en las ?ltimas horas.

El candidato jeltzale, Imanol Pradales, ha procurado azuzar el miedo hacia su rival directo advirtiendo, sobre todo, de sus axiomas econ?micos. Mantener el bienestar, dice, solo es posible mejorando la gesti?n y las pol?ticas del PNV, pero no dej?ndolas en manos de una formaci?n que tiene el apoyo de una base social m?s anclada en los postulados de Podemos. Avivar el recuerdo del pasado de EH Bildu, que el propio candidato Pello Otxandiano ha servido en bandeja al resto de los partidos con sus palabras sobre ETA, es la otra bandera a la que se ha agarrado el PNV. Le han faltado d?as en esta campa?a que para ellos ha empezado demasiado tarde.

Le ocurre lo contrario al partido abertzale. Los compa?eros de viaje que ha elegido EH Bildu para este cierre de campa?a en Bilbao, el presidente de la Generalitat de Catalu?a y candidato de ERC, Pere Aragonés, y el ministro de finanzas del norte de Irlanda y miembro del Sinn Fein, Connor Murphy, buscan reflejar que es posible alcanzar el gobierno. Pero para lograrlo Otxandiano necesita retener al votante del n?cleo duro de la izquierda abertzale, el que tiene como ?nica meta la independencia, y a su vez ensanchar su base social con el que ha quedado huérfano en la izquierda, el que reclama un cambio en las pol?ticas p?blicas sin que la cuesti?n identitaria interfiera. La cuadratura del c?rculo parec?a al alcance para esta formaci?n hasta que la violencia terrorista entr? en campa?a y la recta final empez? a hacerse demasiado larga.

Aunque no estaba en las previsiones iniciales, el PNV también ha tenido compa??a en su mitin de cierre. El secretario general de Junts, Jordi Turull, se ha sentado en primera fila junto a Uxue Barkos, senadora por Geroa Bai, y Carlos Alonso, de Coalici?n Canaria.

Quién gana

Bildu se considera ya ganador "moral" de estas elecciones aunque no pueda gobernar. Superar a su rival y convertirse por primera vez en el partido m?s votado en Euskadi es su principal objetivo. Solo disputarle la hegemon?a de los ?ltimos 40 a?os al PNV ya lo sit?a en el podium y Arnaldo Otegise encarga de dejarlo claro diciendo que no va a haber otro partido que suba tanto en votos y esca?os como Bildu. Con Aragonés y Murphy a escasos 300 metros de donde el PNV celebra también su fin de fiesta, los abertzales muestran incluso f?sicamente c?mo pisan los talones a la formaci?n jeltzale. Estos ?ltimos est?n en el Paseo de El Arenal, entre el Ayuntamiento y el Teatro Arriaga, y los otros a tres minutos andando en la Plaza Nueva, en el Casco Viejo.

"El Gobierno de Euskadi est? en juego, no tanto quién gana", dec?a Pradales en la televisi?n vasca apenas seis horas antes del cierre de la campa?a, lo que a su vez muestra c?mo la medida de las elecciones para el PNV es la contraria a la de Bildu: mantener Ajuria Enea aunque queden segundos, al menos mientras no haya una debacle total. El esprint final de Pradales, con entre cuatro y siete entrevistas cada jornada desde el d?a inmediatamente posterior al ataque con un espray de pimienta, dan cuenta de los nervios que hay en el PNV por no perder ni un minuto en la b?squeda de un voto m?s.

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Todos los partidos han decidido poner fin a la campa?a en Bilbao salvo PP y Vox, que han optado por cerrar en ?lava, territorio decisivo en esta cita electoral, que puede salvar a los de Santiago Abascal de su desaparici?n en el parlamento vasco y donde m?s barato sale lograr un esca?o por c?mo funciona el sistema electoral vasco. Todos los partidos estatales reciben a sus mayores en cada uno de sus m?tines de cierre. A pesar de la presencia de los m?ximos representantes de cada uno de los partidos, ninguno de ellos ha sido clave en esta campa?a, probablemente la menos nacional de todas las que se han vivido en el Pa?s Vasco en las ?ltimas décadas.



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